lunes, 29 de octubre de 2007

NUEVAS AMENAZAS DE EE.UU. HACIA CUBA


Retrato de una reiterada obsesión

Bush ratificó el bloqueo y llamó a los militares cubanos a plegarse al proceso de cambio. En la isla respondieron que esto evidencia la frustración y el odio personal que sienten hacia la Revolución.

En un discurso en el Departamento de Estado, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush ratificó el bloqueo a Cuba y llamó a los militares cubanos a plegarse al proceso de cambio que se “esta gestando”. Desde la isla respondieron que esto evidencia “la frustración y el odio personal” que la administración republicana siente hacia la Revolución.

Días antes, en la mañana del martes 23 de Octubre el Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, convocó a una conferencia de prensa en uno de los salones del Palacio de Gobierno de Managua. El objetivo de la misma era difundir a la comunidad internacional los alcances de la devastación causada por “Félix”, un huracán que azotó violentamente el territorio de la nación centroamericana a lo largo de cincuenta y dos días: dejando un trágico saldo de 232 personas muertas y casi 200 mil evacuados.

El Primer mandatario se encargó de pedir la cooperación de los grandes organismos multinacionales de préstamo, como por ejemplo el Fondo Monetario Internacional (FMI), para así atender las necesidades de la población que padece los efectos del desastre natural por intermedio de la reorientación de los recursos financieros que en primera instancia estaban destinados al pago de la deuda externa.

Mientras respondía las preguntas que le hacían los periodistas, Ortega hizo espacio para hablar sobre lo que estaba pasando no muy lejos de allí: más precisamente en California. “Fíjense lo que son las cosas de la vida, aquí nosotros convocando al cuerpo diplomático porque tenemos esta tragedia, y mañana en Washington el presidente de Estados Unidos va a convocar al cuerpo diplomático para llevarle malas noticias al pueblo de Cuba”, expresó el líder sandinista.

A su vez agregó que "yo pensé que el presidente de Estados Unidos iba a hablar de los incendios en Los Ángeles, pero no, va a hablar para seguir incendiando al hermano pueblo cubano". Para finalizar Ortega saludó al embajador de Cuba, Luis Hernández, presente en la sala y también le envió toda “nuestra solidaridad al hermano Presidente Fidel Castro, y al valiente pueblo cubano".

Pero ¿es cierto que Bush no se preocupa por la integridad física de sus compatriotas, sobre todo cuando estos tienen que soportar las catástrofes provocadas por la ira de la naturaleza?

Valdría recordar la “inmediata ayuda” que brindo a la población de New Orleans cuando ocurrió el huracán Katrina en agosto del 2005. Es más, ayer el Presidente estadounidense salió de la Casa Blanca y visitó el estado californiano que se encuentra sumergido en las llamas desde hace cinco días.

Allí charló con el gobernador (“the gobernator”), Arnold Schwarzenegger, quien le informó que el número de muertos ya supera la decena y que existen alrededor de un millón de evacuados que a partir del jueves lentamente han comenzado a volver a sus casas gracias al debilitamiento de los focos incendiarios.

Bush llegó al lugar de los hechos cuando lo peor parece haber pasado. Pero ¿cuál fue lo que le impedió hacerse presente antes en la zona del desastre? ¿Qué cosa más importante tuvo que hacer?

Lo que hizo retrasar su viaje fue la macabra obsesión que históricamente sienten las administraciones republicanas estadounidenses hacia la Revolución Cubana.

Junto a la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y de Comercio, Carlos Gutiérrez, el miércoles a la mañana realizó una conferencia de prensa en el Departamento de Estado rodeado de militantes anticastristas. Allí realizó un discurso belicoso que entre otras cosas calificó al gobierno comandado por Raúl Castro como un “gulag tropical".

Asimismo interpeló a las fuerzas militares de la isla para que se sumen al “proceso emancipatorio” que se está gestando: "¿Defenderán un régimen moribundo y desgraciado usando la fuerza contra su propio pueblo o abrazarán el deseo de cambio? Los disidentes de hoy serán mañana los líderes de la nación. Cuando finalmente arribe la libertad, ellos seguramente recordarán quiénes estuvieron a su lado”, expresó.

Para ratificar el cruel bloqueo impuesto desde hace 45 años, Bush hizo hincapié en que las penurias sufridas por el pueblo cubano no son provocadas a raíz de esa ilegitima medida, sino que la suma de todos los males provendría del sistema socialista imperante en esa nación. Finalizó su alocución anunciando la creación de un difuso "Fondo Internacional de la Libertad", acto seguido exclamó en español “Viva Cuba libre”: mientras varias personas entregaban a los presentes pulseritas blancas con inscripciones en contra de Fidel Castro.

El nuevo embate de la Casa Blanca fue complementado por el Secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez, quien afirmó que no obstante la predisposición del gobierno castrista para entablar un dialogo sin concesiones: “Estados Unidos no tomará parte en dar oxígeno a un régimen criminal. La palabra operativa en nuestras futuras relaciones con Cuba no es estabilidad, la palabra operativa es libertad”.

Esta declaración en primera instancia puede llegar a sonar amenazantes, ya que a partir del 11 de Septiembre del 2001 todos sabemos lo que implica el concepto de “libertad” para los halcones del Pentágono, quienes en la actualidad utilizan esta excusa para poder llevar adelante su campaña militar contra el “terrorismo internacional”.

No obstante esto, diversos analistas políticos descartan que por el momento Washington pretenda llevar adelante una acción armada directa en contra de la isla. Por ejemplo Wayne Smith, del Centro de Políticas Internacionales (CIP), afirmó en una entrevista con el diario mexicano La Jornada que “estamos tan empantanados en Irak y Afganistán, que aún si quisieran hacerlo, no es posible ahora”.

Según el investigador no hay nada nuevo en el discurso de Bush, el mismo reafirma la política inefectiva implementada por el mandatario en este tema y solamente apunta a contentar “a esa pequeña bola de cubanoestadunidenses de línea dura presentes aquí (en Estados Unidos)”.

A pesar de esto, desde La Habana miran de reojo a esta nueva escalada. El primero que salió a responder las agresiones fue el propio Fidel Castro, quien el martes 23 de Octubre por intermedio de un comunicado titulado La soberanía no se negocia aseveró:

“Nunca nos intimidaron sus amenazas de atacar preventiva y sorpresivamente sesenta o más oscuros rincones del mundo. Ha podido ya apreciar sus frutos en un solo país: Irak. No ataque a otros, no amenace la humanidad con una guerra nuclear. Los pueblos se defenderán y en esa hoguera perecerían todos”.

A este pedido se sumó el Canciller de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque. El funcionario enfatizó que las palabras expresadas por el Presidente estadounidense confirman una vez más que “el imperio pretende forzar un cambio de régimen en Cuba, incluso por la fuerza”.

Pero a su vez sus dichos dejarían entrever un alto grado de odio personal y frustración, ya que “ve que su mandato se acaba y no ha podido rendir a Cuba, no ha podido presentar los resultados que estaba esperando de él la mafia y la ultraderecha cubana de Miami”.

A pesar de la histórica aversión que sienten en Washington hacia la Revolución, el flamante gobierno de Raúl Castro ya ha propuesto en dos ocasiones iniciar “un dialogo sin condiciones” para así restablecer las relaciones bilaterales rotas allá por la década del sesenta. Pero la respuesta que ha recibido siempre ha sido la misma: la sanción de nuevas normativas que profundizan aún más el agresivo embargo económico-financiero sobre la isla.

Aunque es plenamente conciente de esta situación, en estos últimos días Pérez Roque hizo público ante la comunidad internacional una plataforma de 12 puntos, que según su opinión debería regir en la relación entre los dos países. Más allá que es imposible un giro de esta naturaleza mientras se mantenga en el poder la administración Bush, el canciller hizo hincapié en que al menos implica un horizonte de entendimiento y que queda a disposición del próximo político que el año que viene logre llegar a la Casa Blanca.

A saber, el pliego propuesto por los cubanos enumeraba lo siguiente: respeto a su independencia; cese de las amenazas y del estímulo a una oposición interna, de las emisiones hostiles de radio y televisión y de la propaganda sucia; levantamiento del bloqueo económico; plena libertad de viaje de los estadounidenses y cubanos emigrados a la isla; derogación de la ley que otorga residencia a cualquier cubano que pisa territorio estadounidense y cumplimiento de los actuales acuerdos migratorios; liberación de los cinco cubanos presos en Estados Unidos; extradición a Venezuela para la realización del juicio local al terrorista Luis Posada Carriles, confeso instigador de atentados contra objetivos cubanos; cese de las presiones contra terceros países para hostilizar a la isla y cierre de la prisión de Guantánamo, devolución a Cuba del territorio que ocupa la base naval.

Desde que los demócratas lograron este año quedarse con la mayoría en el Congreso, muchos analistas aseguran que si estos ganan las elecciones presidenciales del 2008 Estados Unidos va a llevar adelante un imperialismo más “humano”, menos intervencionista en los países del Tercer Mundo.

La historia se ha encargado de demostrar que esto es falso, el Tío Sam no va a dejar sus métodos característicos de expoliación, ya que los mismos son parte central del sistema capitalista.

De esto son concientes en Cuba, por eso no se hacen muchas esperanzas que las cosas cambien cuando asuma un nuevo Presidente en la “tierra de la libertad”. Sobre este tema el diplomático Ramón Sánchez Parodi agrega que, de entre todos los aspirantes presidenciales, ni siquiera el senador Barack Obama se aparta del discurso que condiciona el futuro de las relaciones bilaterales.

“Si no aparece algún cambio en el pensamiento de estos políticos en los próximos 15 meses, poco podemos esperar de la visión política de los dirigentes estadounidenses, salvo seguir ocupados en el desarrollo de nuestro socialismo y en el enfrentamiento a la hostilidad”, afirmo el ex embajador en Brasil.

Y una buena forma de seguir demostrando al mundo los atropellos del imperio, lo constituye la próxima reunión de la ONU que se va a llevar a cabo el 30 de Octubre en Nueva York. Allí Cuba va a presentar un proyecto para que sea ratificada por decimosexto año consecutivo la condena al bloqueo llevado adelante por Estados Unidos. En el 2006 la iniciativa obtuvo el respaldo de 183 de los 192 países posibles.

En este claro escenario, se puede apreciar que Bush y compañía cada vez están más solos, cada vez están más aislados del resto del mundo…

Por Matías Mongan | Desde la Redacción de APM

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