lunes, 20 de noviembre de 2006

LIBROS: LA REVOLUCION ISLAMICA EN OCCIDENTE


Tema: Historia Isbn: 84-933871-1-8
Autor: Olagüe, Ignacio
Editorial: Plurabelle
Lugar de Publicacion: Córdoba
Fecha de Publicacion: 2004
Formato: Cartoné
Paginas: 527
Dimension: 25x17cm

Se cumplen hoy 30 años de la primera publicación de "La Revolución islámica en Occidente", de Ignacio Olagüe. Una edición "accidentada", ya que esta obra, citada y procurada desde entonces tanto en el ámbito universitario nacional e internacional como por todos los interesados en la verdad histórica, vivió un proceso de eliminación digno de la más cumplida censura. Su retorno a la luz pública es orgullo de la Editorial Plurabelle. Para esta ocasión, se ha enriquecido el libro con dos índices, uno temático y otro onomástico, así como con una Introducción de la que es autor Bernard Vincent (L'École des Hautes Études en Sciencies Sociales, París), miembro de la Real Academia de la Historia de Madrid y Doctor honoris Causa por la Universidad de Alicante. "La Revolución islámica en Occidente" pone en tela de juicio la Historia. De la investigación emprendida por Ignacio Olagüe -que se inicia en un atento paseo por la Mezquita de Córdoba- surge que "la invasión islámica" de la Península Ibérica deja de ser un cúmulo de espantosas batallas, ocurridas a sangre y fuego, para explicarse como una asimilación cultural favorecida por las luchas intestinas de la Iglesia católica. Al efecto, el autor realiza una exhaustiva investigación en fuentes documentales incontestables, y un estudio riguroso que abarca los más diversos campos de la ciencia. Como resultado, quedan reducidos a simples "escaramuzas" acontecimientos como las batallas de Guadalete, Covadonga, Roncesvalles o Poitiers. Más aún, Olagüe, destruye otras mitologías (la pretendida llegada del apóstol Santiago a España y la unidad española aparentemente debida a los Reyes Católicos, entre ellas), situándolas en el ámbito de la fabulación. "La Revolución islámica en Occidente" confirma, además, que Olagüe es un sutil maestro del lenguaje: su obra se lee con la delicia y el placer que genera un gran escritor. En suma, he aquí un texto fundamental, transformador y polémico.



En 1966, Ignacio Olagüe entregó el manuscrito a Fernand Braudel, quien a su vez se lo remitió a Jean Baert que publicó una versión reducida en francés del libro en 1969 en París, con el título de Les árabes n'ont pas envahi l'Espagne. Esta versión gozó de gran éxito en Francia.
La versión completa del libro no sería publicada en España hasta 1974, ya con el título escogido por Olagüe.El libro, en su versión completa, consta de un prólogo, tres partes (El problema histórico, La revolución islámica, y El arte andaluz), un epílogo y unos apéndices. Procede en estos al análisis de las fuentes documentales.
Ignacio Olagüe niega que se produjera una invasión musulmana de la Península Ibérica en el siglo VIII, debido a la escasa población árabe y la pobreza de sus medios logísticos, que no le permitirían realizar grandes operaciones militares, ya sea a través del mar o del desierto, y, aun menos, derrotar a tantos pueblos en tan poco tiempo.
Para explicar la Alta Edad Media española, Ignacio Olagüe propone que el arrianismo y, en menor medida, el paganismo o el gnosticismo, no desaparecieron de España con la conversión de Recaredo. Era también frecuente la poligamia, no sólo entre los judíos.
En el siglo VIII, lo que habría tenido lugar tuvo lugar es el fracaso del Estado teocrático visigodo, seguido por una guerra civil entre dos bandos irreductibles: los partidarios de Rodrigo, a los que hace defensores del cristianismo trinitario (el catolicismo), y los partidarios de los hijos de Witiza, adscritos al cristianismo unitario (arriano), con la intervención de caudillos provinciales, rebeldes al poder central.
Este período de caos habría coincidido con un aumento de aridez provocado por el mismo cambio climático que había ido desecando el Sahara desde hace milenios. Como resultado de todo ello, tuvieron lugar varias crisis de subsistencia en la Península durante los siglos VII y VIII.
De acuerdo con su teoría, habría sido un guerrero visigodo, por más señas pelirrojo y de ojos azules, quien, tras apoderarse de Córdoba en el 755, sometería la mayor parte de la Península antes de morir en el 788. Los crónistas árabes posteriores lo denominaron Abd Al Ramán y le atribuyeron la condición de Omeya.
En el siglo IX, debido a las relaciones comerciales con el Mediterráneo oriental, la política pro-islámica de Abd Al Ramán II, la difusión de literatura y la predicación de propagandistas árabes, se fue produciendo un lento fenómeno de arabización (sustitución del latín por el árabe e invención de ascendencias árabes con cambio de apellidos) en ciertas élites urbanas, seguido de una fusión de estas influencias islámicas con el arrianismo. Éstas habrían penetrado desde el Levante (el puerto de Almería era el más importante del Mediterráneo Occidental en la Alta Edad Media)y no desde el Estrecho de Gibraltar, difundiéndose luego por el sur y el noroeste.
El momento de aparición de las primeras manifestaciones externas del Islam, se fecharía en torno al año 856, pues es entonces cuando se habría tenido constancia de que Eulogio (posteriormente San Eulogio de Córdoba) y Álvaro (San Álvaro de Córdoba), apologetas mozárabes (trinitarios) de Córdoba, que hasta entonces habían centrado sus críticas en los arrianos o los acéfalos pasan a escandalizarsse con las llamadas a la oración de los almuédanos. Según Olagüe, hasta los años 850-851, éstos y Juan de Sevilla habrían ignorado la existencia del mismo Mahoma.
Esta fusión del islam con el arrianismo daría lugar hacia el siglo X a la cultura arábigo-andaluza, un mahometanismo de tinte liberal que alcanzaría su cénit en los siglos XI y XII.

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