jueves, 21 de diciembre de 2006

CRONICA DE UNA MATANZA ANUNCIADA: LA REBELION DE LA ALPUJARRA Y LA NOCHEBUENA DE 1568


Roland Baumano (Anthropology Department, Tulane University, New Orleans).

Según Caro Baroja (1985:177) la rebelión de los moriscos de la Alpujarra en 1.568 fue de carácter esencialmente religioso, manifestándose por las persecuciones sistemáticas de los cristianos. Este juicio del nombrado antropólogo respecto a la famosa sublevación ha sido compartido por la mayoría de los cronistas e historiadores desde la época. El estudio más reciente de la cuestión morisca (Zayas 1 992) caracteriza la rebelión en unas pocas líneas como la venganza atroz de los moriscos enfurecidos. El año pasado fue la oportunidad de recordar el mayor genocidio que sufrieron los pueblos de América y de África a causa del "Encuentro" de 1492. Mi intención aqui es que volvamos la mirada a la península ibérica y descubramos el proceso de hechos que desencadenaron la tragedia de la guerra de la Alpujarra y el consecuente exterminio de los moriscos granadinos. Proponiendo una nueva lectura de Luís del Mármol Carvajal (1.924) mayor cronista de la guerra, examinaré a la llamada matanza de Nochebuena subrayando el papel que tuvó el imaginario cristiano en los acontecimientos que produjeron la rebelión morisca.

Los Moros y Cristianos de Granada.
Como lo menciona Márquez Villanueva (1 84:86) "La política que se aplicó a los moriscos no fue asimiladora, sino de persecución religiosa y genocidio cultural.". Convertidos por la fuerza al catolicismo a raiz de las iniciativas de Jiménez de Cisneros los granadinos musulmanes fueron objeto de discriminaciones crecientes por parte de la Inquisición (Vicent 1 987), de la Iglesia y de la administración real (Caro Baroja 1 985). Mientras tanto, se les quitaban las tierras y padecían la crisis de la industria sedera. Mármol Carvajal (1.924:160) nos informa que por estás opresiones muchos moriscos pacíficos se
dieron a los montes haciéndose monfies, o sea bandoleros. En la segunda mitad del siglo XVI el peligro turco tuvo un papel decisivo en la política internacional de los Austrias (Hess 1.968). Los desembarcos de corsarios musulmanes en la costa y los intentos de moriscos de pasarse a Africa alimentaron el mito de una quinta columna morisca conspirando para traicionar España a los turcos. En 1. 567 se proclamó una pragmática real prohibiendo varias costumbres moriscas y sometiendo a los conversos al escrutinio permanente de los castellanos viejos para eliminar la supuesta supervivencia de su fe musulmana. Esta fue una etapa decisiva en el proceso de la rebelión. En 1 .568, los estragos de los monfies parecían que iban en aumento y rumores de una inminente insurreción de todos los moriscos se apoderaron de la Granada castellana. Según Mármol Carvajal (1924:174) la élite morisca de la capital era parte de la conjura y esperaban que con los disturbios lograrían la suspensión de la pragmática. La insurrección estaba fechada el Jueves Santo, 1 5 de Abril 1 .568, pero el ca pitan general del reino de Granada, marqués de Mondéjar, fue informado del complot y los moriscos tuvieron que retrasarlo. En la noche del 1 6 de Abril debido a una falsa alarma se tocó un rebato en la fortaleza de la Alhambra, y los vecinos castellanos estuvieron a punto de saquear el barrio morisco del Albaicín y matar a sus habitantes "porque con la sospecha que se tenía, creyeron que se alzaban" (Mármol Carvajal 1.924:176-177). Después de aquel incidente los moriscos alarmados se quejaron a Mondéjar de los peligros que los peligros que les hubiera podido ocasionar la alarma mientras que el cabildo empezaba a repartir armas entre los castellanos. Un embajador francés escribía en mayo que la alarma había sido causada por una conspiración entre moriscos y piratas argelinos, pero notaba también que existían proyectos de deportar todos los moriscos granadinos al norte de la península (Vicent 1.985:219-220). El 24 de junio Mondéjar mandaba a Felipe II dos cartas moriscas dirigidas al rey de Fez que se habían intervenido y le rogaba darle refuerzos militares o suspender la pragmática. Desde el año anterior Mpndéjar (defensor de los intereses feudales y desde luego "amigo" de los moriscos) habla manifestado al rey su oposición a la aplicación de la pragmática porque temía que pudiera ocasionar una rebelión y "se quejaba de que se hubiese tomado resolución... sin pedirle su parecer" (Mármol Carvajal 1.924:1 67). En la corte real no se creía en la conspiración y se atribuía la conmoción a unos monfies, pero en Granada todos los castellanos esperaban una rebelión para la Navidad (Hurtado de Mendoza 1970:11 2-11 3).
La conjura de Nochebuena
"...acordaron que fuese en la fuerza del invierno... la noche de Navidad, que la gente de todos los pueblos está en las iglesias, solas las casas, y las personas ocupadas en oraciones y sacrificios; cuando descuidados, desarmados, torpes con el frio, suspensos con la devoción, fácilmente podían ser oprimidos de gente atenta, armada, suelta y acostumbrada a saltos semejantes." (Hurtado de Mendoza 1 970:110).
Poco antes de la Pascua en Granada se rumoreaba que los turcos llegarían en la Nochebuena para iniciar la rebelión del Albaicín. Mármol interpreta este rumor como una maquinación morisca; unos 8.000 moriscos procedentes de la Vega, del valle de Lecrín y de la Alpujarra asaltarían la capital, llevando tocados turcos con el fin de que viendo a estos "turcos" los moriscos granadinos ilusionados por los rumores de desembarco turco se sumarían inmediatamente a la insurección. Mármol Carvajal (1.924:181), afirma haber visto las confesiones escritas de unos presos moriscos y da el plan de la conjura, incluido una lista de los varios comandos que iban apoderarse de la ciudad. Según Bermudez de Pedraza (1989:241v) se vió entoces en Granada "po muchos días en el Poniente... sangrientas batallas de hombres peleando a caballo´´ y se interpretó que el Cielo confirmaba con señales las sospechas que los castellanos tenían contra los moriscos. No me atrevo a examinar los textos proféticos moriscos publicados por Mármol que supuestamente usaron los conspiradores para convencer de la oportunidad de una rebelión. Un examen superficial revela muchos elementos comunes con el mismo mesianismo cristiano que inspiró a Cristobal Colón o los franciscanos en América.
Los días del Movimiento.
Según Mármol Carvajal (1924:183) el jueves 23 de Diciembre, novedades en la Alpujarra adelantaron la rebelión: emn Poqueira una partida de monfíes emboscaron a unos funcionarios de Ugíjar que volvían a Granada para la Pascua y habían robado las bestias de unos moriscos. Los mismos monfies mataron luego a cinco soldados de Motril los cuales tambien robaban a los moriscos para llevarse "regalos" a Granada. Enardecidos por estos sucesos los monfies emboscaron la misma noche en Cádiar todo un destacamento de guardas que iban a Adra despojando de paso a los campesinos moriscos. De concierto con Fernando El Zaguer, alguacil morisco de Cádiar, los monfíes mataron a estos soldados mientras pernoctaban en las casas del pueblo. Los moriscos de Cádiar mandaron entoces a sus familiar y a sus animales a la sierra y los jovenes del pueblo acompañaron a los monfies a Ugíjar. El Zaguer y un jefe monfí fueron a juntar más gente en los pueblos vecinos para luego concentrarse todos en Ugíjar.
Granada celebró el nacimiento de Jesús con soldados en las calles. La mañana del Sábado 25, dos moriscos llegaron de Orgiva e informaron a Mondéjar que la Alpujarra estaba en rebelión. Según Mármol Carvajal (1.924:184) Mondéjar pensó que unos unos piratas desembarcados actuaban con los monfíes y mandó que se formara una fuerza para salir a la costa si era necesario. En la noche del 25 al 26 ocurrió la famosa entrada en el Albaicín del jefe de los conjurados Farax Aben Farax con unos 150 monfiies. Los miles de alpujarreños que venían a asaltar Granada no pudieron cruzar la sierra por las fuertes nieves. Farax no logró convencer a los líderes moriscos de la capital de rebelarse y salió a la calle con su pequeña fuerza antes del amanecer:
"... hizo que todos los compañeros dejasen los sombreros y monteras que llevaban, y se pusiesen bonetes colorados a la turques, y sus toquillas blancas encima, para que parecieses turcos." (Mármol Carvajal 1.924:184).
Como se dice hoy en las fiestas de moros y cristianos los "turcos" iban "pidiendo la guerra" desfilando con sus banderas al son de música mora en las calles vacias del Albaicin. Se enfrentaron con una patrulla cristiana y después de otros incidentes menores se detuvieron en una loma encima del Albaicín donde uno de ellos proclamó la rebelión:
"«No hay más que Dios y Mahoma, su mensajero. Todos los moros que quisieren vengar las injurias que los cristianos han hecho a sus personas y ley, véngase a juntar con estas banderas, porque el rey de Argel y el Jerife, a quien Dios ensalce, nos favorecen, y nos han enviado toda esta gente y la que nos está aguardando allí arriba. Ea, ea, venid, venid; que ya es llegada nuestra hora, y toda la tierra de los moros está levantada.»" (Mármol Carvajal 1924:185).
La patrulla agredida avisó Mondéjar en la Alhabra pero él se negó a bajar sus soldados al Albaicín y a dar la alarma alegando que carecía de tropas. Hurtado de Mendoza (1.970:130) pretende que Mondéjar impidio así la llegada de los moriscos de la Vega quienes esperaban los tiros de alarma de los cañones de la Alhambra para acudir en masa al combate.Aceptando la realidad de la intentona de Farax el caso es que los moriscos del Albaicin y de la Vega no se sumaron a la revuelta. Por la mañana los castellanos viejos subieron con las armas al Albaicín para matar moriscos pero Mondéjar y sus soldados se lo impidieron. Mondéjar salió por fin de Granada detras de los monfies de Farax pero sólo les alcanzó cuando desaparecían en la sierra. Los monfíes cruzaron Sierra Nevada en la noche y el día 27 provocaron la rebelión de unos pueblos del valle de Lecrín afirmando que "los moros" habían tomado Granada.
No me detendré en el tema de la proclamación del rey de los rebeldes don Fernando de Válor o "Mahomet Aben Humeya rey de Granada y de Córdoba" (Hurtado de Mendoza 1970:122). Las fuentes castellanas reseñan tres personas distintas como rey de los conspiradores antes del movimiento: Farax Aben Farax, El Zaguer y su sobrino el famoso Aben Humeya. Sería interesante comparar los detalles de la coronación del Aben Humeya y la inaguración de un nuevo soberano en Córdoba o Granada para comprobar si los rituales son parecidos y desde luego si esta coronación atestigua el intento de "restaurar en todos sus aspectos la civilización mora" (Caro Baroja 1985:1 80).

Mártires en la Alpujarra.
Mármol Carvajal (1.924:189-207) reseña que casi toda la Alpujarra se alzó directamente después de la emboscada de Cádiar. En los días 24 o 25 escuadras de monfíes y de jovenes (los gandules) fueron de pueblo en pueblo enarbolando las banderas de la rebelión, atacando los vecinos castellanos, saqueando sus casas y la iglesia del lugar. Las fuentes castellanas describen la matanza de los cristianos como acontecimiento salvaje que incluye casos de canibalismo y niños sacrificados. La masacre de los llamados "Mártires de la Alpujarra" ocurre antes de cualquier intervención armada cristiana y sus victimas caen desarmadas en tiempo de fiestas: "hechos" que aumentan la barbarie de los crimenes y justifican la consecuente represión. Las reseñas del martirio establecen la responsabilidad colectiva de los alpujarreños por haberse todos (mujeres y niños incluidos) manchado las manos en la sangre de los cristianos y parecen anticipar a la famosa descripción por Hemingway ("Por quien doblan las campanas") de la salvaje ejecución de fascistas en un pueblo de la sierra de Segovia en la Guerra civil española (2). La matanza se representa como una fiesta de la sangre hecha por el pueblo entero, sí en Murtas:
"...los rebeldes herejes, juntándose como quien se junta para alguna
hallazgo de reliquias de mártires fue frecuente en la Alpujarra durante el siglo XVII (Tapia Garrido 1.965:181).

El miedo causó la guerra.
En su narración de la rebelión, Mármol nos presenta moriscos y mártires actuando en casi el mismo drama en cada pueblo de la Alpujarra, pero él menciona tambien acontecímietos locales muy específicos que nos ayudan a entender la dinámica que causó la "revolución morisca". Después de los ataques monfies del 23 de diciembre, el pánico se apodera de los castellanos y estos se encierran en las iglesias fortificadas. Las violencias parecen cometidas por monfies y grupos de forasteros. Frecuentemente la matanza de los cristianos ocurre más tarde, cuando los ejércitos de Mondéjar en Orgiva (Mármol Carvajal 1.924:191). Presento aquí el resumen de un guión en que el "miedo de los cristianos" fué una causa principal de la "revolución". En un clima de tensión internacional, rumores de revuelta general y de desembarco turco aumentan el sentimiento de inseguridad de los colonizadores. Estas quimeras de conspiración y de matanza general les empujan a tomar medidas contra los moriscos. Tales manifestaciones hostiles, precisamente cuando los colonizados se ven acosados por abusos crecientes, favorecen o provocan la reacción morisca, desencadenando la guerra civil. Aquí están unos ejemplos al apoyó de mi tesis.
Por la tarde del 23 de diciembre dos supervivientes de la emboscada de Poqueira dieron la alarma en Orgiva y al día siguiente se avisó a todos los castellanos de los alrededores concentrandose en Orgiva donde se había fortificado una torre en caso de insurección o de incursión de piratas. Los castellanos cogieron luego a mujeres y niños moriscos como rehenes y se encerraron con ellos en su "castillo". Los moriscos del pueblo se alzaron entoces y enarbolando sus banderas, cercaron la torre mientras familias y animales subían a la sierra y sitiaron el castillo hasta la llegada del ejercito de Mondéjar.
En Ugíjar el alguacil mayor fue informado de la rebelión tres días antes por el párroco de Darrical (el cual había informado a Mondéjar de la rebelión de Semana Santa) y ordenó entoces a los vecinos castellanos a congregarse todos en la iglesia previamente fortificada:
"y porque esto se hiciese con brevedad y sin escándalo,, habia echado
fama que tenia nueva cierta que venían mas de mil turcos y moros de
Berbería á llevarse aquel lugar." (Mármol Carvajal 1 924;1 96).
Pero los vecinos no le hicieron caso por no creer en la posibilidad de un desembarco musulman en pleno invierno. El viernes la noticia de la matanza de Cádiar les alarmo y de repente todos se hicieron fuerte en la torres de la iglesia y de dos casas cercanas:
"Estas tres torres estaban en triángulo, puestas de manera que los de dentro no dejaban asomar á nadie por las calles, que los enclavaban luego con los arcabuces, y tenian mucha municion que tirar, porque les habian traido dos dias antes catorce arrobas de pólvora de Málaga, y el alcalde mayor habla repartídola entre los arcabuceros." (Mármol carvaja 1.924:1 97).

Los monfies llegaron a Ugíjar en la noche, abriendo la cárcel y quemando el archivo judicial local. La mañana del sábado 25 los habitantes moriscos abandonaron el pueblo cuyas calles dominaban los tiradores de las torres. Un superviviente de la emboscada de Cádiar alarmó al comandante de la guardia de Dalias y éste pensando en un ataque de piratas o de turcos, pidió auxilio a Almería y salió con su fuerza a Adra donde no encontró noticia de desembarco. Pasó luego por Berja y Darrícal y fue a Ugijar
"...llegó á vista de Ugíjar el domingo por la mañana, y se puso en un viso adonde le podian descubrir muy bien los cristianos de las torres; los cuales comenzaron á hacer gran fiesta y regocijo con los arcabuces á los enemigos; porque viendo gente á caballo, entendieron que les iba socorro. Los moros, creyendo lo mesmo, se pusieron en huida por aquellas sierras...". (Mármol Carvajal 1.924:197).
Viendo muchos "moros" en los cerros el oficial concluyó que toda la comarca se habia alzado y por miedo a encontrarse cercado, se retiro a Adra. Los moriscos atacaron de noche y prendieron fuego a una torre que era de madera, quemándose vivos la mayoría de sus defensores. La otra torre se rindió y se negoció la entrega de la iglesia. Los moriscos pedían a los castellanos les entregarán sus armas y pagarán un rescate para conducirles hasta Guadix. Pero el alcalde mayor rechazó el acuerdo, insulto a los "moros" hicieron un gran fuego en la puerta de la torre y los "cristianos" tuvieron que rendirse. Muchos moriscos de otros pueblos habían acudido a la contienda y se maltrato a los castellanos mientras bajaban de la torre con cuerdas. Al día siguiente, cumpliendo con una orden de Farax, gandules y monfíes ejecutarón a todos los presos en el cementerio.
Varios pueblos del valle de Lecrín no se sumieron a los monfies de Aben Farax y sus habitantes huyeron a la sierra. Los soldados que Mondéjar mandó a tomar el puente de la Alpujarra en Tablate se dedicaron al saqueo del pueblo y fueron asaltados y derrotados por los moriscos (Mármol Carvajal 1924:213). Después de la emboscada de Poqueira los moriscos de la zona de las Guájaras se fueron a la sierra por verse atacados por bandas de castellanos de Motril y Salobreña. Muchos se refugiaron en Guájaras del Fondon, donde el dia 30 de Diciembre llegó el señor del pueblo con unos 150 soldados para defenderse de los monfies. Amenazó con saquear el pueblo sino se le entregara comida y dinero y el párroco no logró convencerle de irse con sus tropas. De noche, los moriscos botaron fuego a la iglesia que servia de cuartel al señor y a sus soldados y los mataron todos. Luego escoltaron el sacerdote hasta Motril (Mármol Carvajal
1924:209-214).

Guerra á fuego y á sangre.
Enfurecidos por las noticias que llegaban de la Alpujarra, los castellanos de Granada se incorporaron en masa en las milicias. Un alto cargo propuso la deportación de todos los moriscos para evitar una revuelta en la ciudad. Asustados por la noticia de una intervención militar del gobernador de Murcia, el marqués de los Vélez, los moriscos protestaron delante de Mondéjar que cumplían con la Pragmatica y querían ayudar a la corona contra los monfies, verdaderos responsables de la conmoción (Mármol Carvajal 1 924:208). Las milicias concejiles castellanas se concentraron en Granada hasta el día 3 de enero 1 569 cuando Mondéjar salió a la Apujarra. Las tropas acamparon primero en el calle de Lecrín e inaguraron la campaña saqueando los pueblos cercanos, matando a muchos moriscos y tomando a su mujeres como esclavas (Hurtado de Mendoza 1.970:149). Los milicianos tenían poco valor militar e iban motivados por el afán de botín. No resumiré aquí la campaña rápida de Mondéjar en la Alpujarra, el saqueo de Poqueira o los cientos de presos "crístianos" librados. Los moriscos mandaron varias embajadas pidiendo la paz: Mármol Carvajal (1.924:231-232) menciona embajadores de El Zaguer informado a Mondéjar que los moriscos querían entregarse y acusando a los monfies de los estragos cometidos. Salvo el rechazo de estas iniciativas de paz por Mondéjar, la campaña se caracteriza por los saqueos sistemáticos y unas masacres ejemplares: así en Jubiles cientos de moriscas cautivas fueron matadas delante de la iglesia (Hurtado de Mendoza 1.970:157) o la matanza de los defensores de los Guájaras (mujeres y niños incluidos) ordenada por Mondéjar (Hurtado de Mendoza 1 970:170-1 75), sin olvidar las masacres en Félix y Ohanes por el marqués de los Vélez. Al final de febrero la pacificación parecía completa y la mayoría de los moriscos habían entregado sus armas.

Enigmas de la rebelión.
Si la rebelión fué tan bien preparada e involucró a todo el pueblo Morisco cómo explicar su pronta derrota por los milicianos de Mondéjar y de los Vélez. En contraste más tarde en la guerra don Juan y el duque de Sesa necesitarán a soldados profesionales para contener a los rebeldes (Vincent 1.980:197). Me parece difícil conciliar la falta de verdadera batalla o la rapidez de la campaña de Mondéjar con la teoría de la conspiración. En esta primera fase de la guerra la magnitud y la extensión del fuego de la rebelión eran bastante restringidas. El conflicto sólo extendió más tarde al resto del reino y en general después de la entrada de tropas castellanas en zonas hasta entonces pacificas. Sugiero que la progresión de los ejercitos castellanos y los estragos descontrolados fueron el factor decisivo en la propagación de la insurrección (4). La historia de los mártires de la Nochebuena justificaba el genocidio de los autóctonos por los castellanos. Durante esta llamada matanza los moriscos de Turón escoltaron a los castellanos del pueblo hasta Adra para salvarlos de los monfíes (Mármol Carvajal 1924:193). La visión oficial de la rebelión desbarata la variedad de actitudes de los moriscos que no eran partidarios unánimes de la "revolución" pero fueron todos tratados como enemigos o sospechosos. Lo que Marquéz Villanueva (1.984:107) llama "el mito conspiratorio" es muy distinto de la existencia de conspiraciones porque incrimina a todo elpueblo morisco y justifica su destierro. En realidad no hubo unión entre los moriscos durante la guerra ni siquiera dentro del reino de Granada. Por los estragos del marqués de los Vélez y de los soldados de Mondéjar (Lároles, Válor) o la masacre de los prisioneros volvieron a alzarse, encontrando que la paz no era posible.
Conclusión
Los hechos que presenté parecen a la crónica de una rebelión anunciada sino de una provocación para justificar un genocidio. Descartando la idea de un complot de los cristianos, lo cierto es que ellos se preparan para la rebelión así desencadenan un proceso que transforma la ficción en tragedia. De la actuación del mito conspiratorio surge la historia. Los castellanos actúan según unos temas producto de la memoria colectiva cristiana. Cartas de conspiradores intervenidas, ataque en las fiestas, rey mesiánico de los rebeldes, simbolismo de signos celestes, de los días y del nombre, carnavalesco en la rebelión como mundo al reves, sacrificio de niños, canibalismo, etc.. son tantos temas que aparecen en las crónicas de la revolución morisca y cuyas genealogias ayudarían quizas a entender como se construye el mito de una rebelión. Tales temas forman parte de la herencia cultural o de la memoria histórica de un pueblo y rigen la practica de sus miembros, teniendo a veces una historia muy larga. Encontramos todavía el tema del ataque moro durante la Pascua de Navidad de 1.859 en el diario de la Guerra de Africa por Pedro Antonio de Alarcón (1. 974:98) quien reacciona frente a los sucesos de la campaña según lo que ha leido de la hitoria de la Reconquista de Granada. En el famoso drama histórico "Aben Humeya" (Martínez de la Rosa 1 964) el movimiento estalla con una matanza general de los cristianos congregados en su templo para celebrar el nacimiento de Jesús. Es cierto, el templo de la fe cristiana esta en medio del escenario de la tragedia de la rebelión morisca. Hemos visto que en Ugíjar mayor parte de la tragedia de Nochebuena 1.568 se presentó alrededor de la iglesia, pero este lugar sagrado donde solían acudir los moriscos por la fuerza bajo pena de multas sirvió entonces de reducto fortificado a los colonizadores armados arcabuceando a los vecinos moriscos desde su torre. En la noche de San Juan 1.569 en el Albaicín y el domingo de Palma 1.570 en la Vega de Granada las iglesias se convirtieron en lugares de concentración para los moriscos a deportar (Lea 1.901:256-259). Quimeras de rebelión y muerte en las fiestas... El 22 de mayo 1.520 cientos de dignatarios aztecas que se habian juntado en el patio del templo mayor de Tenochtitlan para los bailes del segundo día del festival de Toxcatí fueron matados por los guerreros castellanos de don Pedro de Alvarado. Alvarado alegó tener informe que los aztecas pensaban aprovecharse de sus fiestas y del grande conjunto de gente para iniciar una rebelión así que el organizó la emboscada para sembrar el terror y eliminar a los jefes de la insurrección. Esta matanza causó la rebelión inmediata de los mexicas. Las fuentes indígenas (Baudot y Todorov 1 983) dan testimonio del trauma que provocó la masacre de los aztecas, cogidos desprevenidos y sin armas, mientras celebraban a su dios Huitzilopochtli...
Notas.
(1) Este articulo esta basado en una ponencia presentada en el IV Congreso de Foiclore Andaluz, Huelva, 6 Diciembre 1 992.
(2) La escena sangriente descrita por Hemingway en que todo un pueblo "celebra su libertad" matando a sus "enemigos de clase" en la misma plaza del pueblo no es un hecho histórico sino una ficción en que el celebre novelista se inspiro de las fiestas de toros.
(3) Las crónicas castellanas suelen suelen llamar "moros" a los conversos granadinos, presentándoles desde luego como "los moros de siempre", enemigos de los "cristianos1, es decir los castellanos viejos.
(4) Mirando a otros conflictos de la época, sea en Flandes o Francia encontraremos que la progresión de cualquier ejército solía causar robos, saqueos y violaciones, provocando a veces en territorio amigo el alzamiento de los lugareños leales, enfurecidos por los estragos de la soldadesca del mismo bando.
(5) En un análisis detallado de las quimeras de rebelión cabria distinguir los temas compartidos por ambas culturas, de los temas culturales que caracterizan exclusivamente a los moriscos o que son propios de los cristianos pero que ellos atribuyen a los conversos, considerándoles como herejes, es decir seguidores de satanás, demostrando todos los rasgos negativos del imaginario cristiano.

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