viernes, 30 de marzo de 2007

LOS MORISCOS QUE NO SE FUERON: Los Chulos


Elena Pezzi

El Diccionario de la Autoridades dice de “chulo”:
a).- “La persona graciosa, y que con donaire y agudeza dice cosas, que aunque se oyen con gusto, no dejan de ser reprehensibles, así por el modo, como por el contenido”.
b).- “El que asiste en el matadero para encerrar y matar las reses, y que las lleva a la carnicería: y porque ordinariamente éstos, con la continuación de andar con los toros, vacas y bueyes, aprender a lidiarlos, y hacerles fuertes, se llaman también Chulos, o Toreros los que entran en las fiestas de toros a hacerles fuertes, y a dar garrochones a los que torean acaballo”.
c).- (-la) “En Germanía vale muchacho y Muchacha. Se llama asimismo la gorrona, o mozuela de mal vivir, desahogada y pícara”.

En el diccionario de María Moliner se especifica que en germanía significó primero ‘chico’ y se emplea para designar a una “persona de las clases populares de ciertos barrios de Madrid, con ciertas manera de hablar y ciertos modales desenfadados típicos”, y como adjetivos se aplica a cualquier persona con esa manera de hablar y esos modales, al que se le llama “achulado” o “achulapado”, lo mismo que ‘barbián, agitanado, cañí, castizo, chispero, chulapo, chulapón, flamenco, majo, manolo’, y se aplica también a su aspecto y a su manera de vestir. Tiene también un sentido peyorativo como ‘bravucón, pincho, rufo, rufián’ o ‘insolente, presumido, ufano’ , aunque a veces se emplea sin este sentido peyorativo; como ‘atrevido o exento de miedo o servilismo’.
Las definiciones de Marty Caballero aportan ciertos matices: “La persona que hace y dice las cosas con chulada. // PICARO //.Germ. Muchacho y Muchacha... // vulg. El que vive a expensas de una prostituta, sirviéndole de querido privado y de defensor en caso necesario, poniéndola a cubierto de los malos tratamientos y petardos que pudieran darle los que visitan tan impúdica morada”. También recoge las voces de germanía “chuló”, ‘gordo’, y “chullí”, `gorda’.
Son interesantes también las acepciones de otros vocablos derivados de “chulo”, que complementan el concepto claro de su semántica:
Chulear.- “Zumbar, embromar o burlar a otro con gracia y chiste. // Chancearse, divertirse a costa de otro embromándolo. // Hacer o decir chuladas. // Hacer o servir de chulo”.
Chulada.- “Hecho o dicho gracioso con cierta soltura y libertas agradable. // Dicho o hecho libre, desenvuelto o atrevido, como de gente mal educada, grosera, estúpidamente mordaz o satírica, etc. // Acción propia de un chulo”.
Chulería.- “Sal, gracia, expresión, aire, modo picaresco y seductor en las palabras o acciones”.
En general, vemos que hay dos corrientes semánticas, una positiva, acentuando la gracia, el donaire, la valentía, el orgullo, la independencia de otros, la ausencia de servilismo; la otra es negativa, y va hasta el extremo que supone la pérdida de mesura, sobrepasando los límites de lo conveniente y cayendo en lo chabacano y rufianesco.
Alonso Hernández recoge numerosos textos, que ilustran ampliamente esta semántica:
“Pero cansado de andar atrás sin ser cabestro, fingiendo
Haberle dado a un chulo una mohada con la lengua de un
jifero...” (Estebanillo, I , V ).
“pídenle todos al rufo
que largue al chulo, y no doble
la estiva..”.
“Naçio en Córdoba la llana
de un ventor y una jitana;
Crezio e chulo y dio en valiente
Entre jermanesca jente”.
“Sintió el chulo la canzión,
y, para bolberla al trueco,
dio a la marca un bofetón...”

No está muy claro el origen de la palabra “chulo”. Corominas y Pasual lo documentan por primera vez en castellano, como voz de germanía del Siglo de Oro, ‘muchacho’, en el tercer cuarto del siglo XVI, en un romance de germanía, en 1609 con sentido análogo al moderno, y en 1666 como voz de la lengua común, y lo derivan del italiano “ciullo”, ‘niño’ ; Eguílaz lo hace derivar, afirmando que desde luego es árabe, de sawl, voz que significa ‘ágil, dispuesto, listo y que sirve con prontitud (doméstico)’. Creo que ambos vocablos, el italiano y el árabe, tienen relación con el castellano, sin embargo, pienso que sawl lo que dio fue “chulo” (de evolución fonética normal), que sólo se ha conservado con esta forma en América, significando ‘mestizo de padres europeos e indio’ y ‘muchacho indio que ha tenido educación y habla el castellano’ , lo que sería en la práctica un ‘servidor listo y dispuesto’ ; en España la voz “chulo” debió de cruzarse con “chulo”, conservando en Aragón el mismo sentido de ‘doméstico’, como ‘muchacho asalariado que se tiene en las casas de labranza para las faenas más ínfimas’.
Por otra parte, creo que el italiano “chulo” está emparentado con “chulo” en cuanto que procede del mismo étimo árabe, a mi entender, la voz yull, pronunciado vulgarmente chul-lo, lo que justificaría la doble l en italiano, transcrito literalmente en “ciullo”. Este adjetivo árabe vale ‘grande, corpulento y fuerte’, que son exactamente las cualidades exigidas para todo aquel que pretenda “chulear” y seguir la “carrera” de matón. Marty Caballero recoge la voz “chullí” (¿ yulliyy?) como “aadj. Germ. Gorda”, y “chuló” igualmente “adj. Germ. Gordo”.
El verbo yalla, además de significar ‘ser grande, alto, imponente, corpulento’, también vale ‘ coger mucho, la mayor parte de una cosa’, acción que debía de ser la normal siempre que un “chulo” tomase parte en una distribución de bienes entre compinches o, en la mayoría de los casos, con los más débiles, que trabajaban por cuenta y bajo la protección del “chulo” y que habían de repartir con él los beneficios de sus actividades, normalmente delictivas.
En cuanto a la variante “chulo” podría derivarse de yulam: para este vocablo Kazimirski remite a zullam, pero no incluye esta voz en la raíz z-l-m; en su forma XI este verbo significa ‘ser rápido en sus movimientos’, ‘ser alto, ergirse y andar con la cabeza alta’; el adjetivo zalîm vale ‘de talla media y bien formado (hombre)’, y el participio muzallam es ‘ pequeño, ágil y vivo en sus movimientos (hombre)’, ‘ grande y fuerte (caballo)’. El carácter del yulam no debía diferenciarse mucho del “chulo”.
Algunos textos recogidos por Alonso Hernández parecen dar al “chulamo”, criado de rufián o de prostituta, un carácter de rufián joven y de poca categoría:
“ a galar no acierta nada ,
y al cabo dize al chulamo
pica Calcando mis Calcas...”
“Diziendo aquesto el Baldeo
empuñó, mas un Chulamo
que acompañava la Iça...”.
“y quando, libre de ultraje,
sera el dia que veamos
darle jaques y chulamos
el devido vasallaje?.
“El Conporte era gran gorra
en lo de Roçavillon.
Y la Coima y los Chulamos
Lo eran sin comparación”.
Sobre las palabras “gorra”, “gorrón” y “gorrona” puede verse el siguiente apartado.

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