martes, 26 de junio de 2007

ANDALUCÍA Y LA NACIONALIDAD EUROPEA: LO QUE OLVIDARON NUESTROS POLÍTICOS.


Artículo acerca de cómo la clase política maneja nuestros sentimiento de "europeísmo", metido a base de cuchara, y que no pega ni con cola con la cultura andaluza ni con los antecedentes históricos del nacionalismo andaluz.

Por: Francisco José Cuevas Noa

“Yo creía que los pollos eran feos,
pero más feos son los pollos europeos”
KIKO VENENO

Estos días en que nos machacan los políticos con esto de la Constitución Europea me quedo asombrado de ver cómo ninguno de ellos cuestiona la “europeidad”. No me gusta ninguna Constitución, son las normas que necesita el Estado para legitimarse, justificándose en que son derechos para la ciudadanía, pero son sus normas, al fin y al cabo. Pero si hay algo detestable de esta Constitución, y que está pasando desapercibido, es que se instituye la nacionalidad europea. O sea, que ahora no sólo tendré una nacionalidad que no he elegido, la española, sino que para más inri tendré otra: la europea. ¿No quieres caldo?, pues toma dos tazas. A mí, que me gustaría ser como los pájaros, porque son apátridas y no reconocen las fronteras, resulta que me imponen por narices otra nacionalidad más.

Es patético. Si alguna vez reconocí alguna identidad cultural, siempre he mirado a África, al Magreb y a América Latina. Creo que tienen mucho más que ver con nuestras raíces, que tenemos mucho que aprender de la sencillez de las gentes del Rif, del Atlas o de los Andes, que todavía miran a la cara con humildad y dignidad, lejos del consumismo y el dios dinero. Me parece que en el Sur de Iberia tenemos mucho más que ver con la hospitalidad de los beréberes que con la racionalidad alemana. Pero claro, el problema es que estos de del Sur son pobres, y entonces conviene apuntarse a ese “modelo” de Europa, disfrazada de democracia, pero con una cara auténtica de militarismo, capitalismo y alienación masiva.

Repasando entre mis libros, he encontrado un libro de Blas Infante, político nacionalista andaluz que ahora reclaman a bombo y platillo los de la Junta de Andalucía, los del P.S.O.E., los del P.A., los del P.S.A. y hasta los del P.P.; todos estos que ahora defienden con saña el europeísmo, y nos lo quieren imponer a quienes no nos motiva ese rollo. Pues bien, Blas Infante escribía en “La verdad sobre el complot de Tablada y el Estado Libre de Andalucía”, en 1931:

“Nosotros no podemos, no queremos, no llegaremos jamás a ser europeos. Externamente, en el vestido o en ciertas costumbres ecuménicas impuestas con inexorable rigor, hemos venido padeciendo aquello que nuestros dominadores exigieron de nosotros. Pero jamás hemos dejado de ser lo que somos de verdad: esto es, andaluces; euro – africanos, euro – orientales, hombres universalistas, síntesis armónicas de hombres”.

“Europa vino a definir perfectamente, en su método, su historia guerrera y feudalista. Su técnica guerrera fue únicamente racional; jamás a la razón guerrera, llegó a templar el sentimiento. Y mataron hombres, y destruyeron pueblos, y robaron heredades, y segaron jardines, y talaron bosques (…)”.

“¡Europa, no: Andalucía!. Europa es por su método, la especialización que convierte al individuo en pieza de máquina (…). Europa es el individuo para la masa. Andalucía, el individuo para la Humanidad. Europa, es el feudalismo territorial e industrial. Andalucía, el individualismo libertario que siente el comunismo humano, evolutivo, único comunismo indestructible por ser natural, el que añoraron todos los taumaturgos; aquel que tiene un alma en la aspiración, que cada individuo llegue en sí a intensificar, de crear por sí, pero no para sí, sino para dárselo a los demás”.


Parece que los profesionales de la política andaluza citan solamente al Blas Infante que quieren, porque hay una parte de su ideario que es indomable. El notario de Coria se puso una chilaba para hablar con los descendientes de Al-Motamid en Marruecos; nuestros representantes de hoy se suben al avión oficial para visitar Estrasburgo.

No soy un seguidor de Blas Infante (aunque me cae simpático su diálogo honesto con el anarquismo), no soy nacionalista andaluz ni me gusta ninguna patria, pero me parecen las palabras de Infante un viento fuerte que golpea en la cara a los políticos andaluces: desmemoriados, hipócritas, codiciosos, manipuladores hasta la necedad.

No hay comentarios: