jueves, 21 de diciembre de 2006

CARTAS DE ABEN HUMEYA Y LOS MORISCOS


En 1568, estando nuestro pueblo cansado de persecuciones y humillaciones, desengañado de todas las promesas que se le hicieron en las Capitulaciones de Granada y con la conciencia suficiente, inician un levantamiento en las Alpujarras contra la conquista cristiana. A la cabeza de la sublevación estuvo Aben Humeya (Fernando de Córdoba y Valor) Lamentablemente, las ayudas que esperaban no llegaron y muchos de los comprometidos no cumplieron su palabra. Si todos los hombres comprometidos se hubiesen levantado contra los conquistadores españoles, hoy posiblemente no escribiríamos este homenaje. La historia, de todas formas esta escrita y hoy sólo nos queda aprender de los errores pasados. Afortunadamente en 2001, cinco siglos después, en esta tierra de Al-Andalus, hombres y mujeres seguimos fieles a nuestra historia.

En 1568 MUHAMMAD ABEN DAUD, junto a otros moriscos, embarca en Adra con la intención de llevar a Berbería las siguientes cartas:

“Con el nombre de Allah el piadoso y el Misericordioso. La santificación de Allah sea sobre el mejor de sus escogidos, y después la salud de Allah cumplida sea con aquéllos que Allah honró, y no los desamparó el bien, que son en este mundo dichosos; esto es, a todos los príncipes y allegados señores y amigos nuestros, a quien Allah hizo merced de dar victoria y libertad y ensanchamiento de reinos, los moradores del poniente (guarde Allah sus vidas), deseamos salud los moradores de Al-Andalus, los angustiados de corazón, los cercados de la gente infiel, aquéllos a quien ha tocado el mal de la ofensión. Y después de esto, señores y amigos nuestros, hermanos en Allah, somos obligados de haceros saber nuestros trabajos y negocios y lo que nos ha venido de la mudanza de nuestra era y fortuna, que es parte de nuestro mal: por tanto, socorrednos; que Allah galardonará a los que bien nos hiciesen. Sustentadnos con vuestro poderío y abundancia de que a vosotros hizo Allah merced, aunque a nosotros no seáis en cargo, mas confiados en vuestras personas magníficas y en vuestra virtud, porque el magnífico y virtuoso desea hacer el bien, os encargamos por Allah Poderoso que nos sustentéis con Salat, para que Allah nos junte con vosotros. Habéis de saber, señores nuestros, que los cristianos nos han mandado quitar la lengua arábiga, y quien pierde la lengua arábiga pierde su Ley; que descubramos las caras vergonzosas, que no nos saludemos, siendo la más noble virtud la salutación. Hannos abierto las puertas para que entre nosotros haya más males; hannos acrecentado el tributo y la pena, y han intentado de mudar nuestros trajes y quitar nuestras costumbres. Aposentarse en nuestras casas, descubren nuestras honras y vergüenzas, y con semejante mal que éste se debe deshacer todo corazón de pesar: todo esto después de tomar nuestras haciendas y cautivar nuestras personas, y sacarnos con destierro de los pueblos. Hacednos caer en grande abatimiento y pérdida, apartadnos de nuestros hermanos y amigos, y somos mezquinos desamparados, atenidos a la Misericordia de Allah, porque nos han rodeado grandes males y desasosiego por todas partes. Suplicamos a vuestra bondad, de parte de Allah Altísimo, que contempléis nuestros negocios y los miréis con ojos de misericordia, y os apiadéis de nosotros con amor de hermanos, porque todos los creyentes en Allah son unos. Por tanto, haced bien a vuestros hermanos; ensalzadnos, ensalzaros a Allah; apremiad a los cristianos que allá tenéis, para que, avisando a los suyos, sepan que con la pena que os fatigaren, con aquéllas los habéis de atormentar; aunque sobre todo la paciencia es mayor bien a los que esperan. Enviad esto al rey de levante, que es el que a sujetado a los enemigos y ensalzado la ley, y no deis lugar a que entre vosotros haya discordias, porque la discordia es mayor mal que la muerte; y no tenemos saber ni poderío, inteligencia ni fuerza, para tratar de un remedio tan grande. Vivimos de continuo en temor, pedid a Allah que perdone al que esto escribió. Esto es lo que queremos de vuestra virtud, que es escrita en noches de angustia y de lagrimas corriente, sustentada con esperanza, y la esperanza se deriva de la amargura”.

“Con el nombre de Allah, Piadoso y Misericordioso. Antes de hablar y después de hablar sea Allah loado para siempre. Soberano es Allah de las gentes, Soberano es el más Alto de los jueces, Soberano es el Uno sobre toda la Unidad. El que crió el Libro de la Sabiduría; Soberano es El que crió los hombres, Soberano es El que permite las angustia, Soberano es el que perdona al que peca y se enmienda, Soberano es Allah de la alteza, El que crió las plantas y la tierra, y la fundó y dio por morada a los hombres; Soberano es Allah que es Uno, Soberano El que es sin composición, Soberano es El que sustenta las gentes con agua y mantenimientos, Soberano El que guarda, Soberano el Alto Rey, Soberano El que no tuvo principio, Soberano es Allah del Alto Trono, Soberano El que hace lo que quiere y permite con su Providencia, Soberano El que crió las nubes, Soberano El que impuso la escritura, Soberano El que crió a Adán y le dio salvación , y Soberano El que tiene la grandeza y crió las gentes y a los santos, y escogió dellos los Profetas, y con el más alto dellos concluyó. Después de magnificar a Allah, que está Solo en su cielo, la santificación sea con Su escogido y con Sus discípulos honrados. Comienzo a contar una historia de lo que pasa en Al-Andalus, que el enemigo ha sujetado, según veréis por escrito. Al-Andalus es cosa notoria ser nombrada en todo el mundo, y el día de hoy está cercada y rodeada de herejes, que por todas partes la han cercado: estamos entre ellos avasallados como ovejas perdidas o como caballero con caballo sin freno; hannos atormentado con la crueldad; enseñannos engaños y sutilezas, hasta que el hombre querría morir con la pena que siente. Han puesto sobre nosotros a los judíos, que no tienen fe ni palabra; cada día nos buscan nuevas astucias, mentiras, engaños, menosprecios, abatimientos y venganzas. Metieron a nuestras gentes en su ley, y hiciéronles adorar con ellos las figuras, apremiándonos a ello, sin osar nadie hablar. ¡Oh, cuantas personas están afligidas entre los descreídos!. Llámannos con campanas para adorar la figura; mandan al hombre que vaya presto a su ley revoltosa; y desque se han juntado en la iglesia, se levanta un predicador con voz de cárabo y nombra el vino y el tocino, y la misa se hace con vino. Y si le oís humillándose diciendo: “Esta es la buena ley” veréis después que el abad más santo dellos no sabe que cosa es lo licito ni lo ilícito. Acabando de predicar se salen, y hacen todos la reverencia a quien adoran, yéndose tras dél sin temor ni vergüenza. El abad se sube sobre el altar y alza una torta de pan que la vean todos y oiréis los golpes en el pecho y tañer la campana del fenecimiento. Tienen misa cantada y otra rezada, y las dos son como el rocío en la niebla: el que allí se hallare, veráse nombrar en un papel, que no queda chico ni grande que no le llamen. Pasados cuatro meses, va el enemigo del abad a pedir las albalas en las casas de la sospecha, andando de puerta en puerta con tinta, papel y pluma, y al que le faltare la cédula, ha de pagar un cuartillo de plata por ella. Tomaron los enemigos de un consejo, que paguen los vivos y los muertos. ¡Allah sea con el que no tiene que pagar! ¡Oh qué llevará de saetadas!.Zanjaron la ley sin cimiento, y adoran las imágenes estando asentados. Ayunan mes y medio, y su ayuno es como el de las vacas, que comen a medio día. Hablemos del abad del confesar, y después del abad del comulgar; con esto se cumple la ley del infiel, y es cosa necesaria que se haga, porque hay entre ellos jueces crueles que toman las haciendas de los moros, y los trasquilan como trasquiladores que trasquila el ganado. Y hay otros entre ellos, examinados, que deshacen todas la leyes, y un Horozco y otro Albotodo. “Oh cuantos corren y trabajan con acuerdo de acechar las gentes en todo encuentro y lugar!. Y cualquiera que alaba a Allah por su lengua no puede escaparse de ser perdido, y al que hallan una ocasión, envían tras dél un adalid, que, aunque esté mil legua, lo halla, y preso, le echan a la cárcel grande, y de día y de noche le atemorizan diciéndole: Acordaos. Queda el mezquino pensando con sus lágrimas de hilo en hilo en diciéndole acordaos, y no tiene otro sustento mayor que la paciencia. Métenle en un espantoso palacio, y allí esta mucho tiempo, y le abren mil piélagos, de los cuales ningún buen nadador puede salir, porque es mar que no se pasa. Desde allí lo llevan al aposento del tormento, y le atan para dárselo, y se lo dan hasta que le quiebran los huesos. Después desto, están de concierto en la plaza de Hatabin, y hacen allí un tablado, que lo semejan al día del juicio, y el que dellos se libra, aquel día la visten una ropa amarilla, a los demás le llevan al fuego con estatuas y figuras espantosas. Este enemigo nos ha angustiado en gran manera por todas partes, y nos ha rodeado como fuego; estamos en una opresión que no se puede sufrir. La fiesta y el domingo guardamos, el viernes y el sábado ayunamos, y con todo aún no lo aseguramos. Esta maldad a crecido cerca de sus alcaides y gobernadores, y a cada uno le pareció que se haga la ley una ; y añadieron en ella, y colgaron una espada cortadora, y nos notificaron unos escritos el día de año nuevo en la plaza de Bib al-Bonut, los cuales despertaron a los que dormían y se levantaron del sueño en un punto, porque mandaron que toda puerta se abriese. Vedaron los vestidos y baños y los alabares en la tierra. Este enemigo ha conseguido esto, y nos ha puesto en manos de judíos, para que hagan de nosotros lo que quisieren, sin que dello tengan culpa. Los clérigos y los frailes fueron todos contentos en que la ley fuese toda una y nos pusiesen debajo de los pies. Esto es lo que ha cabido a nuestra nación, como si le diesen por honra toda infidelidad. Está sañudo sobre nosotros, háse embravecido como dragón, y estamos todos en sus manos como la tórtola en manos del gavilán. Y como todas estas cosas se hayan permitido, habiéndonos determinados con estos males, volvimos a buscar en los pronósticos y juicios, para ver si hallaríamos en las letras descanso; y las personas de discreción que se han dado en buscar los originales nos dicen que con el ayuno esperemos remediarnos; que afligiéndonos, con la tardanza habrán encanecido los mancebos antes de tiempo; más que después del peligro, de necesidad nos han de dar el parabién y Allah se apiadará de nosotros. Esto es lo que tengo que decir; y aunque toda la vida contase el mal, no podría acabar. Por tanto es nuestra virtud, señores, no tachéis mi orar, porque hasta aquí es lo que alcanzan mis fuerzas; desechad de mi toda calumnia, y el que endechare estos versos, ruegue a Allah que me ponga en el Paraíso de su holganza”.

CARTAS DEL FARAX ABEN FARAX PARA ANIMAR EL LEVANTAMIENTO

“Con el nombre de Allah, Piadoso y misericordioso. Santificó Allah a nuestro profeta Muhammad, y a su gente, familia y aliados salvó salvación gloriosa. Hermanos nuestros y amigos, viejos, ancianos, caudillos, alguaciles, regidores y otros nuestros hermanos, y todo el común de los moros: ya sabéis por nuestros pronósticos y juicios lo que Allah nos ha prometido; la hora de nuestra conquista es llegada para ensalzar en libertad la Ley de la Unidad de Allah, y destruir la del acompañamiento de los dioses. Estad unánimes y conformes para todo lo os dijere e informare de nuestra parte nuestro procurador Muhammad Aben Mozud, que tiene nuestro poder y cargo para esto. Y lo que él os dijere haced cuenta que Nos lo decimos, porque con el ayuda y favor de Allah estéis todos prevenidos y a punto de guerra para venir a Granada a dar en estos descreídos el día señalado. Los que no estuvieren apercibidos, haced que se aperciban, y a los que no lo supieren, avisadlos dellos, que para este efecto están ya prevenidos todos desde el lugar de la Jauría y del Gatucin, hasta Cancayar de la Axarquía. La salud de Allah sea con vosotros”.
Farax aben farax, Gobernador de los moros, siervo de Allah Altísimo.

CARTAS DE MUHAMMAD ABEN DAUD A LOS MONFIES

“Con el nombre de Allah, Piadoso y Misericordioso. La salud de Allah buena comprenhendiente, deseo a aquél que el Soberano le honró y no le desamparó el bien, que es mi señor Cacim Aben Zuda y sus compañeros, y a mi señor Al-Sayd, y a todos los amigos juntamente deseo salud: vuestro amigo el que loa vuestras virtudes, el que tiene gran deseo de veros , el que ruega a Allah por el buen suceso de veros, el que ruega a Allah por el buen suceso de vuestros negocios, Muhammad, hijo de Muhammad Aben Daud, vuestro hermano en Allah. Hagoos saber, hermanos míos, que estoy bueno, loado sea Allah por ello, y tengo puesto mi cuidado con vosotros muy mucho. Sábelo Allah que me ha pesado de vuestro trabajo; el para bien os doy del buen suceso y salvamento. Pidamos a Allah por su amparo en lo que queda. Hagoos saber, hermanos míos, que los granadinos nos enviaron a buscar después que de vosotros parti, y no supieron dónde estaba, y esta nueva tuve en el Rubite; más no alcancé de quien era la mensajería, hasta que lo vine a saber de unos de Lanjaron, que me dijeron como los de Granada andaban resucitando el movimiento en que entendían por el mes de abril; y como supe esto, hable con mi señor ahmed, y me aconsejo que subiese a Granada, y que supiese la certidumbre deste negocio , y que le avisase dello. Yo subí al Albaycin, y hallé el movimiento muy grande, y la gente determinada a lo que se debía determinar. Entonces me junté con las cabezas que entienden en este negocio, y me dijeron que enviase a la gente que estaba en las sierras, y les hiciese saber esta nueva, para que ellos la publicasen de unos a otros, y que se juntasen; porque juntos consultaríamos y veríamos a los de las alcarías, y les hicimos saber la nueva; y todos dijeron: Querríamos que este negocio fuese hoy antes que mañana, porque más queremos morir, y nos es más fácil, que vivir en este trabajo en que estamos; y lo mesmo dijeron las gentes de la Garbía (Occidente) y de la Axarquía (Oriente), diciendo: Véisnos aquí muy prestos con nuestras personas y bienes. Y como contase esto a los granadinos acordaron de enviar por todo el reino, avisándoles que percibiesen la gente, y se aparajasen lo mejor que pudiesen. A esta sazón acordamos de enviar a los monfies, adonde quiera que estuviesen, para que se juntasen y avisasen unos a otros para el día que fuese menester. Este día están aguardando todos, chicos y grandes, y esto es necesario que se haga, siendo Allah servido, oh amigos. En recibiendo mi carta, apercibíos a la obra como hombres, porque mejor os será defender vuestros hijos y hermanos, y alzar el yugo de servidumbre de nuestro reino, y conquistar al enemigo, y morir en servicio de Allah, que pasaros a Berbería para dejar desamparados a vuestros hermanos los moros; porque el que esto hiciere de vosotros y muriere, morirá sin premio; el que viviere, y matare alguno de los moros, será juzgado ante las manos de Allah el día del juicio; el que muriere peleando con los herejes, morirá mártir; y el que viviere, vivirá honrado; y las razones acerca desto se podrían alargar; por tanto acortemos esta razón. Esto es, hermanos míos, lo cierto que os hacemos saber; por tanto aparejáos, y enviad a nuestro caudillo Ahmed a hacerle saber esta nueva, y él os avisará aquello que se deba hacer; porque nosotros enviamos un hombre con la nueva, y no hemos sabido más lo que hizo. Enviad a la gente y avisadlos donde quiera que estén, y avisémosnos de contínuo, porque siempre sepamos unos de otros para lo que se ofreciese. Y por amor de Allah os encargo el secreto que pudiéredes, mientras Allah Altísimo nos provee de su libertad, la cual será muy promincua mediante El. La gracia y la bendición de Allah sea con vosotros, que es escrita en 25 de octubre de 1568, Muhammad. hijo de Muhammad Aben Daud, siervo de Allah”.

CARTAS DE ABDALAH ABEN BOO AL MUFTI DE CONSTANTINOPLA

“Loores a Allah. Del siervo de Allah, que está confiado en El, y se sustenta mediante su esfuerzo y poderío. El que guerrea en servicio de Allah, el Gobernador de los creyentes, ensalzador de la Ley, y abatidor de los herejes descreídos, y aniquilador de los ejércitos que ponen competencia con Allah, que Mulay Abdalah Aben Boo, ensálcele Allah ensalzamiento honroso, y haga señor de notorio estado y señorío. El que sustenta el alzamiento honroso de Al-Andalus, a quien Allah ayude y haga victorioso, mediante la fuerza de su brazo, que es el que tiene el cuidado y el poderío para ello; a nuestro amigo y especial querido nuestro, el señor engrandecido, honrado, generoso, magnífico, adelantado, justo, limosnero y temeroso de Allah, a quien Allah gualardone con la felicidad del perdón, y después desto la salud de Allah general y comprehendiente sea con vuestro estado alto, y la gracia y la bendición abundante de Allah. Hermano y amigo muy preciado nuestro, ya hemos tenido noticia de vuestro estado alto y ser tan generoso, y como de compasión habéis tenido con la desamparada y abatida gente, habéis siempre preguntado con cuidado por nosotros para certificaros de nuestros sucesos, y os habéis dolido de todo nuestro trabajo, y aprieto en que nos han puesto estos cristianos; y también nos envió una carta el alto y poderoso Sultán, sellada con su sello, prometiéndonos socorro de gran número de gente armada, y todo lo que más hubiésemos menester para sustentar esta tierra. Y porque estamos con estos malos en gran congoja, ocurrimos de nuevo a las altas y muy poderosas Puertas, y pedimos el socorro por vuestra parte y la victoria por vuestra mano. Por tanto socorrednos; socorreros a Allah Altísimo sobre todas las gentes. Y vuestra señoría informe de nuestro negocio al Sultán poderoso, y le haga saber de nuestro ser y estado, y de la grandísima guerra que de presente tenemos entre las manos. Y dígasele a Su Alteza que si es servido de nos favorecer, nos socorra presto y se dé mucha priesa, antes que perezcamos porque vienen dos ejércitos poderosos contra nosotros para acometernos por dos partes; y si nos perdemos, le será pedida cuenta de nosotros, y tedrá largo juicio el día de la resurrección; y la razón desto se podría alargar en esta parte; y porque el hombre no tiene más poder ni esfuerzo para hablar, ceso. La salud de Allah y su gracia y bendición nos acompañe. Que es escrita a 11 días de la luna de Xahaban el acatado año 977 (11 de febrero de 1570)”.

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