jueves, 22 de febrero de 2007

HAY QUE DAR UN FUERTE IMPULSO AL ÁRABE EN LA ENSEÑANZA ESPAÑOLA


Rodolfo Gil Benumeya Grimau

Fuente: Identidad Andaluza

Parece necesario que nos planteemos de una vez –y sobre todo ahora, dentro de todo lo que comporta el diálogo euro-mediterráneo y muy particularmente el diálogo y la cooperación hispano-magrebíes y al Estatuto de Andalucía- la extensión práctica y la profundización instrumental y social de la materia de lengua árabe, que debemos enseñar en el sistema educativo español contando evidentemente con las peculiaridades y naturalezas de nuestras Autonomías, sus historias, vínculos e intereses.
Pudiera decirse, y es de hecho lo que se suele decir, que el árabe se enseña en España desde que el gran maestro Miguel Asín Palacios dirigió los estudios de esta lengua en la Universidad Central de Madrid, pasando después los trabajos a las cátedras de lengua y civilización árabes en las secciones de estudios semíticos de las Universidades de Granada, Complutense y Barcelona, y ulteriormente a éstas mismas y a los departamentos o enseñanzas de árabe en la Universidad Autónoma de Madrid, en Granada, Sevilla, Córdoba, Cádiz, Jaén, Málaga, Almería, Murcia, Valencia, Zaragoza, Alicante, Valladolid, La Laguna y Las Palmas, Oviedo, Extremadura y Castilla-La Mancha; al tiempo que otros en la Facultad de Traducción e Interpretación catalana, en la Escuela Universitaria de Traductores granadina y en las Escuelas Oficiales de Idiomas.
Todo esto se ha conseguido, a través de los años, con gran esfuerzo y tesón. Un esfuerzo duro, tanto en el terreno universitario como en los otros terrenos donde los arabistas se han desenvuelto y en los que han aprendido mucho. Baste mencionar los Centros Culturales Españoles, del Ministerio de Asuntos Exteriores, hoy Institutos Cervantes en el orbe árabe, en los que se han instruido en la práctica y uso del árabe, y en el conocimiento íntimo de este mundo, numerosos arabistas de Madrid, Barcelona, Ganada, Alicante, Sevilla, etc., que a su vez han podido enseñar esta lengua viva de un mundo vivo al arabismo posterior español.
Porque el árabe era una ‘lengua muerta’ en la perspectiva de los maestros del XIX y primeras decenas del XX. Interesaba lo que fue Al-Andalus. El mundo árabe contemporáneo era otra cosa, ajena, separada de aquel y un tanto incomprensible. Se llegó a situaciones aberrantes como las de pronunciar determinadas consonantes árabes con una pronunciación artificial española e inventada, o hispanizar transcripciones francesas del árabe cuando existían en español sonidos equivalentes a los originales.
Los nuevos arabistas, a partir de los años mil novecientos sesenta, desplegaron los horizontes que han permanecido abiertos hasta nuestros días, sin abandonar las investigaciones sobre Al-Andalus evidentemente. Ha habido un interés intenso sobre el árabe como idioma vivo, las gentes que lo hablan, sus literaturas, su presencia en el mundo, el Islam, que es tan inherente a lo árabe, el hecho palestino, las descolonizaciones y guerras, las políticas interiores, la energía, la sociedad, la mujer, los fenómenos antropológicos, etc. Y este interés, tanto como la diversificación y profundización de los estudios, ha aumentado, se ha ramificado y se ha especializado; incluyendo el dedicado a la época y mundo de los moriscos como sociedad hispanoárabe intermedia entre la que constituyó Al-Andalus, la que formó el Siglo de Oro y la magrebí.
Pero el idioma y su cultura siguen siendo una ‘lengua muerta’, un sujeto exótico y en cierto modo distante cuando en realidad no sólo son cercanos al conjunto socio-geográfico español sino que son sus vecinos inmediatos. Independientemente de las relaciones históricas, arquitectónicas, culturales, lingüïsticas y científicas mutuas –es decir, un pasado común y una herencia compartida- hay una contigüidad geográfica con toda España y, en particular, con bastantes de las Autonomías que componen el Estado Español.
Contigüidad e intereses, algunos de ellos vitales, y un fuerte diálogo económico y un fuerte diálogo de futuro social, político y humano.
Es necesario que el idioma árabe sea enseñado, como lengua viva, actual y operativa, en el sistema educativo español, como dije antes, y particularmente en el andaluz y otros, atendiendo positivamente a la peculiaridad y naturaleza de nuestras Autonomías, a sus vínculos e intereses. El árabe es un idioma que necesitamos. Que vamos a necesitar a niveles mucho más generales, rápidos y aprovechables que los ya que ya existen de las investigaciones universitarias.
Al revés no ocurre lo mismo.
“Marruecos es un país de vocación plurilingüe…Con el árabe a la cabeza, lengua vernácula, … pero con la gran riqueza de que sus hombres y mujeres puedan comunicarse, conocer perfectamente y usar de otras lenguas y otras culturas ligadas a ellos por cientos de lazos… surgidos de la relación histórica o de la convivencia moderna ”. Hay también las otras lenguas locales vernáculas, que constituyen el tamazigh, idioma de los amazigh o bereberes, que está en expansión, estudio y fijación de normas y alfabeto. El caso del español es igualmente el de una lengua vernácula, porque ha tenido vigencia como tal, en el uso de la Corte, en el comercio y en la pesca desde la Baja Edad Media, pasando luego por las inmigraciones moriscas y sefardíes, y las relaciones coloniales.
A partir de la arabización educativa y administrativa de los años mil novecientos setenta, se fomenta en Marruecos un trilingüïsmo –árabe, francés y español, añadiéndosele luego el inglés - que alivie la presión excesiva de la lengua francesa, Lentamente el estudio del español va recobrando su vigencia en el norte y sur del país y cobrando una actualidad importante en el resto.
Las instituciones educativas y culturales españolas, junto con las audiencias de las televisiones peninsulares, el cambio y desarrollo político, social y económico de España y, sobre todo, el buen hacer y el esfuerzo de los hispanistas marroquíes, han ido logrando que en el momento actual haya alrededor de seis millones de hispanohablantes en diversos grados, y de hispano-escribientes hasta el punto de existir una “literatura en español”, minoritaria pero cada vez más firme, lo que constituye un fenómeno único entre los hispanistas de cualquier nación no iberoamericana.
Hay Departamentos de Lengua y Literatura Hispánicas en las universidades de Rabat, Fez, Tetuán, Casablanca, Agadir y, desde hace poco, Nador, independientemente de en otras instituciones y del español como segunda lengua en otros Departamentos universitarios. El español como 2ª lengua –después del árabe y del francés- está muy extendido en las varias opciones de la Enseñanza Secundaria, siendo estudiado en más de un centenar de Liceos por toda la Nación a cargo de catedráticos marroquíes licenciados en sus propias universidades y, muchas veces Doctores por Marruecos, España y Francia. Indudablemente, el número de alumnos se cuenta por muchos millares y su progresión en cifras y calidad tiende rápidamente a crecer, bajo una Inspección doble, estudios publicados sobre su mismo desarrollo, inserción social y problemas, y métodos.
En Argelia, por lo general, todos los Liceos desde Argel hasta Orán enseñan español, teniendo más horas las secciones de letras que las de ciencias, con vistas al bachillerato; y hay tres inspectores de lengua española que se encargan de esta parte del país, para inspeccionar a los profesores de secundaria y aplicar las directivas pedagógicas correspondientes. En la parte Este de Argelia el español también se enseña, pero con menos difusión dentro de los Liceos en comparación con el Oeste. Ahora en las universidades de Orán y Argel existen las carreras de español, con licenciatura y postgrado, tanto en los llamados Departamentos de Español como en los de Traducción e Interpretación; mientras que, en Constantina y en Annaba, el español se da en los Departamentos de Traducción como lengua. Y la enseñanza del español como lengua suplementaria se imparte en los Departamentos de Inglés, Francés, Alemán, Árabe, etc., de todas las universidades y centros universitarios de Argelia.
En Túnez, nación magrebí en la que menos presencia hay del español, sólo durante el año académico 2003-2004, ha habido 17.938 alumnos de español como lengua optativa estudiada durante tres años del bachillerato; y entre 2003-2004 y 2004-2005, 700 alumnos de licenciatura en español en la Facultad de Letras de la Manouba y en el Instituto Superior de Lenguas Vivas de Túnez.
Los Catedráticos y Profesores de español de estos países imparten sus clases en español, como ocurre igualmente en Egipto y en otros territorios árabes, y los licenciados magrebíes hacen sus carreras, memorias y tesis en español, a lo que contribuye sin duda el haberlo estudiado parcialmente durante el bachillerato. Son licenciados en posesión de un uso regularizado de la lengua, que llega con frecuencia a un bilingüismo perfecto, y que les permite trabajar en cualquier sector de actividad que tenga a España o a Hispanoamérica como objetivo y campo de actuación.
¡Qué gran cosa sería que España preparara gente en paralelo,de cara al Mediterráneo, de cara a Oriente, de cara a nuestras necesidades!

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