Elena Pezzi
Son varias la locuciones que pueden emplearse en nuestra lengua para expresar la idea de sobrevivir como parásito a costa de los demás: "meterse de gorra", "entrarse de gorra", "vivir de gorra" o "comer de gorra", en otras palabras: "ser un gorrón". He elegido para encabezar este trabajo la variante que emplea el verbo "comer" porque creo que esa frase hubo de ser la primitiva y de la cual se derivarían las demás.
Todas estas locuciones tienen de común la palabra gorra, indudablemente emparentada con el vocablo gorrón, lo que nos hace pensar que la clave de sus significados no está en la acción verbal, sino en la forma adverbial de gorra, que matiza el modo en que aquélla se realiza, `a costa, ajena'.
Habitualmente los diccionarios relacionan estos dichos con la gorra o el gorro, como prenda propia de cubrirse la cabeza, buscando una justificación en el hecho de que el que llevaba puesta esta prenda, que era signo de distinción, no tenía ya que pagar lo que comiese o bebiese, o bien como un símbolo de la cortesía, representado en el saludo que se hace con el sombrero, ya que el parásito habría de prodigarlo generosamente para verse recompensado por un posible anfitrión.
Sin embargo, yo creo que el sentido intrínseco de estas frases no está relacionado con dicha prenda, al menos directamente como derivado, sino que su semejanza fonética se ha producido porque proceden de un mismo étimo, como veremos más adelante, cuyas diferentes acepciones, emanadas todas de la significación propia de la raíz verbal originaria, implican una semántica común profunda, la cual se fue diversificando en una pluralidad de variantes, cuyo estudio analizaremos después, en las voces afines que se encuentran tanto en la lengua árabe como en el castellano.
Corominas y Pascual dan como primera documentación para la palabra gorra el segundo cuarto del siglo XVl, en Fernández de Oviedo; el uso de la prenda, como es lógico, era más antiguo: Carmen Bernis dice que "apareció en los últimos años del siglo XV, como una variedad del bonete, en la forma de un tocado de copa baja y redondeada, con una vuelta que presentaba la novedad de no rodear totalmente la copa. El modelo preferido era el que tenía vuelta sólo en la mitad de la copa, modelo que algunos textos citan con las expresión de "media gorra" o "gorra de media vuelta"; explica más adelante que "la gorra apareció como una variedad especial del bonete, así en un principio ambos nombres podían confundirse". Estudiando bien estas informaciones, podemos deducir, sin temor a equivocarnos, que en sus comienzos, a lo que se le llamaba gorra era a la vuelta (puesto que se llamaba de "media gorra", cuando ésta abarcaba sólo la mitad de la copa) y que más adelante, este carácter distintivo de ese tipo de bonete le dio nombre a la prenda entera, para distinguirla del bonete que carecía de gorra. Estas aclaraciones son esenciales para comprender la adecuación en el étimo árabe propuesto para este vocablo.
Covarrubias , en 1611, ya nos advierte sobre el error de confundir estos vocablos: "Solemos dezir Fulano se hizo gorra o es gorrón, y es término muy usado y poco entendido, porque tiene diferente origen". Esta confusión es evidente, cuando en el Estebanillo González se habla de "comer de bonete" por "comer de gora", identificando ambos vocablos.
Explica Covarrubias más adelante: "Pues digo, assí que hazerse uno gorra, es dissimular y no darse por entendido de que los demás que están en la conversación desean echarle della, y para más encarecerlo le llamán gorrón".
En el siglo XVIII (1732), el Diccionario de Autoridades le da ya su sentido metafórico a la palabra gorra, perdida toda relación con su etimología: "Metaphóricamente significa el entrometimiento de alguna persona sin ser llamada (a comer y beber, a algún festín, o cosa semejante. Esto es lo que se dice entrarse de gorra", y cita a continuación el siguiente texto:
"Y reparó en que yo me había hecho gorra, y comido de mogollón" .
Y da otra segunda acepción: "Vale también la misma persona entremetida y no llamada para alguna cosa", con la cita de Quevedo:
"Mirará antes la mesa, y en viéndola sin pegote, moscón, ni gorra, echará la bendición" .
Para la palabra gorrón explica este diccionario de la Real Academia: "Se llama el estudiante que en las Universidades anda de gorra, y desta suerte se entremete a comer, sin haces gasto" con el texto:
"Mudando hábito en el de un gorrón, se acomodó a servir a aquel desenvuelto sacerdote" .
En las siguientes acepciones figuran algunas en las que el sentido peyorativo va en aumento: "Se llama también el hombre perdido y vicioso, que trata con las gorronas y mugeres de mal vivir", citando a Góngora:
"Que con los gorrones de las plumas ricas, os hagáis gorronas,
y os mostréis harpyas" .
Y de gorrona dice: "La muger de baxa suerte, que sale a prostituir su cuerpo para ganar torpemente su vida", con la siguiente Moreto:
"Tú lo eres como fregona, que estás ya con el afeite: yo te he visto ir por azeite, con capilla de gorrona" .
Con el aumentativo gorronazo, se llega a la cumbre del escalafón picaresco: "El gorrón que hace gala de serlo", con la cita de Quevedo:
"Decía un estudiante de estos de la capacha gorronazo".
El sentido del adjetivo gorrón actualmente en el diccionario de la Real Academia es muy amplio: "Que tiene por hábito comer, vivir, regalarse o de vestirse a costa ajena". Para gorrona dice escuetamente: "Ramera". María Moliner viene a decir lo mismo con otras palabras: gorrón, "Aprovechado. Se dice de la persona que abusa de otra haciéndose invitar o no pagando las cosas o servicios que utiliza" y para el femenino, "prostituta".
Dado el matiz resbaladizo que fue tomando este vocablo, no puede extrañarnos la abundancia de su empleo en el lenguaje de Germanía, entre las gentes de mal vivir. José Luis Alonso Hernández recoge algunos de los matices que pueden deducirse de los textos: 1. como "estafa; sobre todo en el sentido de comer y beber a cuenta de otro"; 2. "estafador o gorrón" ; 3. "el que vive a cuenta de otros y sin trabajar; el que estafa a los demás para vivir" y cita un texto, que nos lleva al extremo de la gorronería:
"Hállase precisado el arrullador de tumbas a gorjearlo de balde, y la parroquia a recibirlo de mogollón, y son gorras en la vida y en la muerte"
Añade aún algunos textos muy significativos:
"El que echa lagorra" (Juan Hidalgo).
"convocó trescuatro gorrones de su
profesión y éstos a otros..."
"y ahora son utelas de perdularios, escondites de gorrones
jaula donde se aporrean los tunantes sopones..." .
Define a la gorrona también como "ramera", pero añade una extensa explicación muy significativa: "Es un tipo muy parecido al de la buscona hasta el punto que puede decirse que se confunden frecuentemente. La diferencia está en que la buscona, coloca, todo su afán en sacar dinero u otras cosas a sus admiradores sin que por ello se prostituya obligatoriamente en pago del bien recibido; en cambio, la gorrona parece que se prostituye siempre, de manera que el acto de recibir presupone el de entregarse a cambio. Además, la gorrona es casi siemphe una prostituta callejera, sin grandes ganancias ni pretensiones, mientras que la buscona puede ser, aunque sólo sea en apariencia, una mujer de un cierto bienestar"; su degradación física y moral la lleva al escalón ínfimo de la sociedad:
,-Sí- le dije: aquí verás pobres, pobras y pobretas, gorronas de puchero en cinta, de las que se arriendan en la corte... por un zoquete de pan de munición y un par de coces; a éstas no las prenden por gorronas, sino por infelices"
Estudio etimológico
Ya hemos mencionado las palabras de Covarrubias, con las que advierte del error de confundir las diferentes acepciones de gorra, cuando dice: "porque tienen diferente origen"; más adelante da noticias para su etimología: "Y hase de advertir que Diego de Urrea dize que gorrón es nombre arábigo, de gurarum, que vale engaño, del verbo gare, que significa engañar". Me ha extrañado muchas veces ver el poco caso que los etimologistas hacen de los étimos propuestos por Diego de Urrea, cuando normalmente sus sugerencias, a mi juicio, son muy acertadas; lo que sí ocurre es que las transcripciones suelen ser muy incorrectas y, a veces, es difícil dar con la raíz árabe a la que se alude. En este caso, no hay gran dificultad en identificar ese gurarum y el verbo gare con el verbo árabe garra, cuya primera acepción efectivamente, es la de `engañar, alucinar a alguien con falacia, seducirlo cegándolo por alguna cosa, inspirar a alguien una confianza ciega o una vana esperanza con respecto a alguna cosa', según el diccionario de Kazimirski. Sobre esta acepción volveremos más adelante, así como la que Kazimirski recoge en segundo lugar: `2). Matar a alguien ciegamente, como haría un asesino a sueldo'.
La tercera acepción de este diccionario es la que, por el momento nos interesa especialmente: `3). Cebar (a su cría), alimentarla introduciendo su pico en el suyo (se dice de los pájaros)'.
Como nombre de acción de este verbo, para esta acepción, figuran gurr y girãr, el primero de los cuales habría de dar al castellano una voz gorro (con un nombre de unidad gorra), con lo cual su fonética seria la adecuada para el étimo que buscamos.
Para el nombre gurr da Kazimirski en primer lugar: "Alimento que un pájaro mete con su pico en el pico del pollo". No es necesario tener mucha imaginación para encontrar una relación directísima entre nuestro "comer de gorra" y la forma de alimentarse las polluelos: claramente se alude a la acción de comer valiéndose del esfuerzo de otros, en este caso los padres, sin tener mayor trabajo que abrir muy bien la boca para que, opíparamente, los que han buscado la comida, con su trabajo, le llenen el buche hasta que esté bien repleto. Para mí, este polluelo, esperando en el nido a que le traigan su pitanza, es el más claro símbolo de lo que la sociedad vino a llamar después un gorrón.
De este sustantivo gurr se formaría, en árabe también, un determinativo gurrĩy, para todo aquello que es relativo a esta manera de comer, de donde se formaron en castellano las voces gorrín y gorrino, que el Diccionario de Autoridades define como "el puerco pequeño, que aún no llega a quatro meses" y añade: "llámase así por el ruido que forma", con el siguiente texto de Quevedo:
"Tierra donde las doncellas
llaman hígado a el rubí,
y andan hechas San Antones,
con su fuego y su gorrín"
Yo no creo que ese fuese el origen de su nombre precisamente, sino que le vendría también motivado porque el lechón no se busca el alimento por sí mismo, sino que depende de la lactancia de su madre, y por el mismo motivo se llama en Andalucía gorritón, en aumentativo al "choto o chota que mama de otra madre", ya que en este caso la gorronería es más manifiesta, no siendo su madre la que le sustente. Como vemos, se aplica a distintos animales, pero referido a la etapa de su vida en que no busca, la comida por sí mismo.
En la Real Academia figura guarín (muy relacionado, como veremos posteriormente) como "lechoncillo últimamente nacido de una cría" y en el Vocabulario andaluz se encuentra guarín y guarine como "lechoncito" y además "por extensión el animal más pequeño de una piara. Familiarmente, hijo más chico, el benjamín. (Provincia de Jaén):
"¿Este es su hijo menor?
-Sí, éste es el guarín".
Emparentado, sin duda, con estas voces, se encuentra la forma guarro, `cerdo, cochino'.
En cuanto a los pájaros, fueron varias las voces que derivaron de esta raíz: gurrión, gorrión, gorriato, gurriato, gurripato, que probablemente designarían, en principio, a cualquier polluelo y luego se fueron centrando específicamente en el hasta entonces llamado pardal, ave de muy pequeño tamaño y muy voraz, la cual sigue gorroneando toda su vida, puesto que se aprovecha de las cosechas que el hombre cultiva para, sin ningún esfuerzo, caer como una plaga sobre las mieses.
Los dichos populares suelen estar repletos de una filosofía, que es producto de una larga experiencia; también las viejas supersticiones suelen apoyarse en el continuado contacto con la naturaleza; el pueblo ha buscado determinados presagios en la aparición de determinados fenómenos, pero sobre todo en el comportamiento de los animales, y de un modo especial de las aves. Así se dice: "tendrá una visita molesta si ve un lorito o un canario; la visita de un imbécil si es un pavo; de un amigo burlón, si es un mirlo; de un inoportuno parásito, si es un gorrión" .
Corominas y Pascual consideran la palabra gorrión como de origen incierto, pero afirman: "debe tenerse en cuenta que aunque es voz ya antigua en castellano, no se generalizó en Castilla sino a expensas de la antigua denominación panhispánica pardal, y en fecha relativamente tardía...; esto hace dudar de un origen prerromano, aunque el mismo vocablo parece existir en vasco en formas levemente alteradas . Dan como primera documentación el Libro de Alexandre:
"Quando lo vio Achilles, enfestó el pendón,
Ector quand esto vio, quebról el coraçon,
pero metió en medio luego otra razón,
dixo que nol preçiava quanto un gurrión" (
624d1).
Pero afirman que gorrión se halla hacia 1400 en el Glosario del Escorial y en el de Toledo, figura a mediados del siglo xv en los Refranes que dicen las viejas ("cada gorrión con su espigón"); gurión, al parecer con el sentido de `gorrión' está también en un texto del siglo XV.
En el Diccionario aragonés de Andolz (v. nota 17) figura gurriato `gorrión pequeño' y gurrión `gorrión', con diferentes calificativos, según la edad: "padrucho = macho; madrucha = hembra; fillesno = recién nacido; fillesno con morreras = con membranas amarillas alrededor del pico y que ya empieza a volar; fillesno en chichetas = sin plumón. GURRION DE CANALERA = gorrión común. Y fig. hombre espabilado. GURRION ZURDO = persona astuta, pícaro".
A este gurriato "que ya empieza a volar" también podría aplicársele una acepción del verbo garra, que en su forma, II (garrara) vale `disponerse a volar, abrir las alas para tomar su impulso (se dice de un pájaro)' .
La evolución semántica no es difícil de suponer; aplicado el nombre, en sus comienzos a la cría de un animal, que depende para su sustento de la aportación ajena, adquirió después un verdadero escalafón de significados: gorruendo `harto, satisfecho de comer'; gurripato `simple, pazguato, distraído' y sobre todo `ocioso', palabra clave, de donde tomaría cuerpo todo el vocabulario de la picaresca, como `parásito gorrón', `que no trabaja', aplicado no sólo a las personas; por ese motivo se les llama gorrones a los gusanos de seda "que al tiempo que los demás hilan sus capullos, es están quietos y no hacen lo mismo" (D. de Autoridades) o con palabras de Covarrubias: "En el Andalucía llaman gorrones a los gusanos de seda, que aviendo passado las comidas y a las dormidas, al tiempo que los demás suelen hilar sus capullos, se están ellos quedos y engorran el desvavar... y assí este gusano se dixo gorrón porque comió la hoja, y después no labró con los demás, y engañó al que lo crió con la hoja".
El diccionario de la R. Academia, que recoge esta acepción para gorrón, da sin embargo otras razones para justificar tal denominación: "Gusano de seda que deja el capullo a medio hacer, a causa de una enfermedad de cuyas resultas se arruga y queda pequeño". En este caso el motivo es una enfermedad y la consecuencia el hecho de que el gusano se arruga y se encoge; esta acción puede expresarse con otros verbos muy significativos: engurruñar, según la Academia, engorrumirse, engurrumirse, engurruñirse, engorrutarse o engurrutarse, según el Vocabulario andaluz, todos derivados de la palabra engurria, `arruga' .
Pues bien, en la voz árabe gurr, que hemos propuesto como étímo de gorra y de gorrón, figura como acepción también `arruga, pliegue (de una piel, de una tela, de un vestido)' (v. en Kazimirski 4) .
Aquí entramos ya en el terreno de la indumentaria en donde la primitiva semántica de `embutir, embuchar', se refleja como `plegar, formar pliegues, encoger rizando el tejido'. Si recordamos ahora lo dicho acerca del pliegue que dio nombre a la gorra, vemos que el entronque con la voz árabe queda plenamente justificado; la definición que nos da el Diccionario de Autoridades para esta prenda lo afirma sin género de dudas: "Cierto género de cobertura de la cabeza, hecha de seda o paño, llena de pliegues de arriba abaxo, para ajustarla a la cabeza..." .
Este tipo de cubrecabezas realmente era una especie de bolsa, que se encajaba en la cabeza y a la que se ajustaba por medio de estos pliegues. Igualmente en árabe se encuentra en la misma raíz la voz girara como `costal, saco, talega', de la que Kazimirski dice más detalladamente: "saco de paja picada o saco de grano llevado a lomo de camello, más corto, pero más ancho que el taus". Vemos, pues, que la característica de esta bolsa o talega era precisamente el ser `corta y ancha', es decir, `de poco fondo y ancha boca', exactamente las condiciones requeridas para poder utilizarla como gorro.
En el árabe vulgar de Marruecos se da el nombre de girara a un `saco de pelo de cabra' , lo que podríamos denominar `un odre'. Entre las acepciones que Kazimirski da para el verbo garra, en forma II, figura también la de `llenar (un odre)'.
En la práctica sabemos cuántas veces se han utilizado las gorras como bolsas para pedir, y cómo se emplea la frase de "pasar la gorra" como equivalente a recaudar el pago de unos servicios prestados; en contraposición, en la provincia de Jaén, se emplea como dicho "colmar o llenar el gorro de guijas" en el sentido de `colmar las medidas o hartar a uno enfadosamente' ; la R. Academia registra la frase "llenársele a uno el gorro" con el valor de `perder la paciencia, no aguantar más'.
En los textos que hemos citado anteriormente se hace alusión varias veces a la costumbre de pedir con la capucha, que cumplía la misma misión que la gorra: Moreto alude a la mujer que va a comprar "con capilla de gorrona" y Quevedo habla de un "estudiantón de estos de la capacha gorronazo".
No cabe duda de que con la palabra gorro se expresa muchas veces la idea, en general, de recipiente, y no sólo en este sentido de `saco' o `bolsa', puesto que en Granada se llama gorro a `un vaso grande de vino' .
Hemos podido observar, a lo largo de esta exposición de vocablos, que siendo fonéticamente idénticos o muy afines, parecen no tener ninguna relación semántica, por lo menos a simple vista, y aún pueden darse otras diversas acepciones, a las que aludiremos después, que complicarían más el esfuerzo de coordinarlas bajo una misma raíz verbal, como sería el caso de gorrón como pieza mecánica o como chicharrón . Sin embargo, si observamos el uso que se da habitualmente a las palabras formadas por estas dos consonantes, es decir, la semántica que encierran, en abstracto, las voces donde se unen una consonante gutural y una líquida, podemos llegar al convencimiento de que esto que nos parecen anomalías o meras coincidencias, responde a un deseo de expresión preciso y concreto, la idea básica. de indicar `algo que fluye o discurre dentro de una cosa'.
Intentaremos a continuación, exponer los argumentos que nos han llevado a concretar en esta frase todas las variaciones semánticas comentadas dentro de estas voces cuyas consonantes son fundamentalmente una g y una r.
Estudio semántico
La pluralidad de voces a que esta raíz ha dado lugar, al parecer con semánticas divergentes e incluso a veces aparentemente contradictorias u opuestas, puede encontrar una justificación lógica, si pensamos en la posibilidad de atenernos a la semántica profunda dimanada de la unión de estas dos consonantes, la g y la r, o más bien, sometiéndonos a su real dimensión, sería una semántica producida por la fusión de una consonante gutural (velar o postpalatal) y una líquida.
Ya he tratado en otros trabajos acerca de la necesidad de estudiar a fondo, a través de la lingüística comparada, el valor semántico inicial que debieron tener los grupos consonánticos, referidos a su punto de articulación, lo que le da a cada uno de ellos una adecuación expresiva específica, común a las lenguas llamadas indoeuropeas y a las semíticas, partiendo sin duda de un arranque originario único.
Concretamente, el valor que correspondería a las letras guturales seria el de expresar `interioridad, cerramiento, concentración',
miércoles, 21 de febrero de 2007
REVISIÓN DE LA FRASE "COMER DE GORRA"
Publicado por IDENTIDAD ANDALUZA en 18:15:00
Etiquetas: Lengua andaluza
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario