viernes, 4 de mayo de 2007

CRISPACION SOCIAL


Ángel Gómez de la Torre. Jerez

lavozdigital.es

Que existe crispación política no hay duda. Eso es indiscutible, por lo menos ésa es mi opinión y creo que la de muchos ciudadanos. Lo normal sería que esa crispación se quedara en la mal llamada clase política. Y así ha sido durante mucho tiempo, durante casi todos los años de democracia. Los momentos de crispación no trascendían o no se trasladaban a la vida social.

Nadie te miraba mal por la calle por estar afiliado a un partido determinado, leer un periódico o incluso tener una opinión propia. Pero yo estoy empezando a advertir cierta crispación social. Cuando opino sobre la situación real de Andalucía, o hablo sobre las ideas de Blas Infante se me tacha de ultranacionalista, sin darse cuenta de que su propia ignorancia los hace carne fácil de la manipulación política de sus propios partidos. De todos es sabido cómo se manipuló el PER en ese sentido, pero pocas personas conocen que el principal opositor que tuvo Blas Infante durante la Segunda República para lograr la autonomía andaluza fue el partido socialista.

Cuando hablo de la época de Al-Ándalus s eme tacha de integrista islámico, pecando también de ignorancia sobre lo ocurrido durante más de ocho siglos, en los que ocurrió de todo, pero por una vez Andalucía fue el centro de decisión social, cultural y empresarial de toda Europa. La influencia andalusí en Europa fue fundamental para el inicio del Renacimiento, que tanto supuso para la creación de las bases de la actual situación europea. Por lo tanto, la influencia de Al-Andalus en la actual Europa fue decisiva. Una influencia oriental en occidente.

Decir que vas a entrar en política supone que tus mejores amigos te digan: «No te metas en política, que tú eres un tío serio». Así estamos. Pero la culpa no es sólo de los políticos, que son personas normales y que se equivocan como todo el mundo, y que estoy seguro que la mayoría de ellos son personas comprometidas en ayudar a los demás y es eso, y sólo eso, lo que les mueve a entrar en política. Con lo cual, también pienso que es otra maniobra orquestada por algunos sectores para que pensemos mal de ellos en la totalidad.

Empiezo a observar cómo en la España actual te miran mal si llevas determinado periódico bajo el brazo o das tu opinión sobre educación, terrorismo, matrimonios homosexuales o la famosa ley de paridad. Si utilizas el sentido común, te acusan de facha y retrógrado, y no lo entiendo, cuando me considero una persona de izquierdas. Entonces, ¿qué está pasando?

La crispación está trasladándose de la vida política a la sociedad, y eso empeorará la calidad de nuestra democracia.

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